Toda una institución del ciclismo en Alcázar de San Juan

Ciclos Rubio en 1986

Las tres generaciones al frente de Ciclos Rubio en 1986

La tesela ‘Cien años de ciclismo en Alcázar de San Juan (1897-1997)’ ha incluido en sus páginas a Ciclos Rubio, toda una institución de la bicicleta en la localidad alcazareña con 68 años de historia y el paso de tres generaciones.

El ideólogo y fundador de Ciclos Rubio, Casimiro Rubio Barco, comenzó en 1948 a vender y reparar bicicletas en la habitación de una casa de no más de 18 metros cuadrados, en la calle Dr. Bonardell frente a Correos al lado de la desaparecida Posada de los valencianos, cuando la bicicleta era el medio utilizado para ir al trabajo. Así, Ciclos Rubio ha sido testigo de las concurridas salidas en bicicleta de los trabajadores de Macosa, en Los Devis, y trabajadores de Renfe al toque de la sirena de las dos de la tarde; del reparto de pan en bicicleta o de la marcha del agricultor, con azada y almuerzo, a las faenas del campo. Su hijo y segunda generación, Rodolfo Rubio Ortega, recuerda los inicios de la empresa: “El establecimiento era tan pequeño que para arreglar las bicis teníamos que sacar las que había en el local y dejarlas en la calle junto a una farola o un árbol, que todavía siguen ahí en pie”. En esos primeros años, la mayoría de arreglos se hacían a partir de las siete de la tarde, cuando los agricultores volvían del campo y había que repararlas para el día siguiente. Y se arreglaba todo: piñones, ruedas, llantas, bujes…, “porque comprar una cubierta entera podía suponer un gran coste para la familia, incluso si el agujero era muy grande se llamaba al guarnicionero para hacer la pieza”. Hoy en día, reconoce Rodolfo, cuando una pieza se ha roto, la mayoría de las veces se cambia por otra, no se arregla, “hay averías de bicicleta que ni mi hijo ha hecho ni va a hacer”. 

En la venta de bicicletas también ha cambiado mucho la historia. Ciclos Rubio se abastecía de almacenes de Madrid como por ejemplo Lumbreas (hoy Calmera) en C/Atocha, y en Alcázar de la ferretería León, en la Castelar, y luego más tarde en Orbaiceta, en la rondilla de Cruz Verde. Los modelos eran contados, había de paseo de señora y caballero con frenos de varilla y algún que otro extra, “la elección que se podía hacer era el color, no había más”; también había de carretera. Las marcas conocidas eran cuatro: GAC, BH, Orbea y Super Cil. Cuando empezó el fundador, una bicicleta podía valer unas 100 pesetas y siendo un adolescente Rodolfo, el precio alcanzaría las 1.000 pesetas, que se pagaban a plazos y sin ningún papel de por medio, les valía con un apretón de manos.

El fundador de Ciclos Rubio, gran aficionado de la bicicleta de carretera  y que estuvo montando desde muy niño y hasta los 86 años, estuvo 30 años en el negocio, hasta 1978, en la misma habitación en la que comenzó. Su hijo mayor Pepe le ayudó desde chico, hasta que se fue a la mili y más tarde a la Seat, entonces le sustituyó Rodolfo a los 12 años.

Tras la mili y otros trabajos, Rodolfo cogería el mando de Ciclos Rubio en los años 80 pero ya en otra ubicación, en la calle Corredera, 4. Casualmente, también ha estado 30 años hasta hace 2,5 años que ha pasado el legado “y el pago de facturas” a su hijo Pablo Rubio Ortega.

Casimiro Rubio (centro) en 1950

Casimiro Rubio (centro) en 1950

Un negocio muy familiar que también ha organizado desde siempre carreras populares de bicicleta, como la de los años 50 con premios como una corbata, dos frascos de Embrocación Hércules o un paquete de tabaco rubio. Pablo Rubio recuerda con mucho cariño aquellas salidas del Club Ciclista Alcazareño, hoy desaparecido, con niños, jóvenes y mayores, “había mucha afición y participábamos todos los del club, mi hermano Rodolfo, mi padre y mi abuelo también”. Su amor por la bici, sobre todo de carretera, ha llevado a la saga Rubio a muchos sitios, 5 veces a los Lagos de Covadonga, a Zaragoza, a Francia, etc., nada competitivo sino para disfrutar de la familia y los amigos. Incluso han patrocinado algunas fiestas de la bicicleta, han hecho camisetas o colaborado en varios actos. Para el año que viene les gustaría realizar una carrera con la cofradía de San Antonio para ayudar a los más necesitados.

De aquí en adelante, dice Rodolfo a su hijo, “tienes 30 años para seguir la estela de tu abuelo y mía” en un negocio que ya camina hacia un futuro esperanzador, con un presente en el que la bicicleta está muy de moda, con un sector cada vez más especializado, en el que las casas inventan casi a diario modelos nuevos, medidas nuevas, dobles suspensiones, etc.

Si en los inicios Ciclos Rubio reparaba aquellas bicicletas de paseo y de carretera (que aún conserva alguna en la trastienda en perfectas condiciones de uso) hoy los treintañeros buscan el último modelo para salir en mountain bike, tanto hombres como mujeres, con miles de accesorios para la bicicleta. Conscientes de esa ‘fiebre’, Ciclos Rubio también está en facebook con todas las novedades, ofertas y marcas nuevas dispuestos a ampliar mercados y clientela.

Muchos éxitos a una empresa pequeña y modesta pero con la que no se entendería la gran afición al ciclismo desde los años 50 hasta ahora en Alcázar de San Juan.

Texto: Oliva Carretero

Fotos: Ciclos Rubio