Creta es la isla más grande de Grecia, con más de 8.000 kilómetros cuadrados de una tierra llena de contrastes y riqueza, un país con identidad propia, famosa por sus mitos, leyendas y tradiciones.

Si tuviéramos que pensar en los colores de Creta, sin duda corresponden al azul intenso de su cielo y sus aguas, y al blanco de sus monasterios y la fina arena de sus costas: la isla cuenta con mil kilómetros de costa de arena blanca y playas inaccesibles bañadas por el Mediterráneo.

Creta huele a tierra y sol, a olivos y verduras frescas, huele a raki y mar. En su interior, encontramos grandes montañas, como Levká Ori (las montañas blancas), que se alzan imponentes en el centro de la isla.

Además de sus tesoros naturales, la isla posee los restos más importantes de la antigua civilización Minoica, cuyos sitios arqueológicos se encuentran en el palacio de Knossos, Festos y Gortina, testimonios de un pasado glorioso.
Creta ha sido una isla muy codiciada por su posición estratégica y que nos muestra pedazos de su historia a través de la fortaleza veneciana de Rethymnon, las antiguas mezquitas y los monasterios de Arkadi y Preveli. Tampoco podemos olvidar la mitología que envuelve la isla, lugar se nacimiento de Zeus, y donde Dédalo construyó el laberinto del Minotauro.

Las ciudades más importantes de Creta están repartidas a lo largo de la costa norte de la isla.

Chania, en la zona oeste, es la segunda ciudad más grande de Creta, donde se pueden ver edificios venecianos en el puerto y construcciones turcas pertenecientes al periodo otomano.

La siguiente ciudad relevante es Rethymnon, la tercera ciudad mayor de la isla, que ha visto pasar la civilización minoica y que vio sus años dorados con el dominio veneciano.

La capital Herakleion o Iraklio es el centro económico y cultural. Los romanos, los sarracenos, los venecianos y los turcos han modelado con el paso de los años la ciudad, que se vio destruida en parte en la Segunda Guerra Mundial. Actualmente, Iraklio es una ciudad bulliciosa, moderna y actual.

Al este de la capital cretense, encontramos Agios Nikolaos, en el Golfo de Mirabelo. Se trata de un pueblo costero tradicional que recibe a cientos de veraneantes por la belleza del lugar.

Creta es conocida por su belleza natural y su variado paisaje, con montañas imponentes, profundas gargantas y numerosas cuevas que desembocan en el mar. La garganta de Samaria es la más conocida de Creta. Declarado parque nacional, atraviesa las montañas blancas, desde la meseta Omalos hasta el mar. Cientos de excursionistas se animan a realizar rutas por esta garganta, una de las zonas naturales más bellas de Grecia. Descubre la isla con las excursiones en Creta más interesantes.

La costa sur de Creta esconde pequeños pueblos pesqueros, donde sólo podemos acceder por mar. Es el caso de Loutro, un lugar diferente sin coches, sin grandes hoteles, que no ha sido explotado por el turismo de masas.

Creta, cultura y costumbresA tener en cuenta. Cultura y costumbres.

Hablando de belleza, uno de los atractivos más auténticos de Creta es su cultura y costumbres. Creta es una isla muy tradicional, con un carácter propio fuertemente arraigado entre sus habitantes, sobre todo en los pueblos rurales más remotos. Los cretenses son gente cálida, con un carácter indomable, orgulloso y auténtico. Podemos pasar unas vacaciones inolvidables en los mejores hoteles en Creta, disfrutando de su gente, sus playas, sus tesoros y su naturaleza.

La música cretense es otro de sus tesoros más preciados: la lyra es el instrumento característico, y con un poco de suerte, podemos escuchar sus canciones populares en sus tabernas.

No podemos olvidarnos de la exquisita gastronomía cretense, cuyo ingrediente estrella es el aceite de oliva. Se trata de platos frescos, genuinamente mediterráneos, que podemos degustar en restaurantes y tabernas.

Creta es sin duda una isla única, un destino diferente donde perderse, perfecto para descubrir las raíces de nuestra historia y la esencia de la cultura griega.