Antonia Cortés Sánchez / Periodista, escritora y poeta

El detective Pepe Carvalho, el comisario Méndez, la investigadora Petra Delicado, los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro… Seguro que conocemos a estos personajes y sus aventuras para esclarecer los más dispares sucesos, y si existiese alguna duda quedaría resuelta al hablar de sus creadores: los inolvidables Manuel Vázquez Montalbán y Francisco González Ledesma, la albaceteña Alicia Giménez Barlett y Lorenzo Silva. Pero… ¿sabemos quién es Manuel González? ¿Plinio? Pues bien, este jefe de la Guardia Municipal de Tomelloso nació antes que el resto de sus compañeros de oficio. ¿Y quién le dio vida? Francisco García Pavón, escritor oriundo de esta tierra manchega que tan importantes nombres ha aportado al mundo cultural como Francisco Carretero Cepeda, Antonio López, Eladio Cabañero, Félix Grande, Dionisio Cañas…

Autor y personaje, García Pavón y Plinio, contaron con un gran prestigio, pero el tiempo no siempre juega a favor y, poco a poco, esos años de gloria se fueron alejando, dejándolos relegados a un rincón bastante injusto, pese al esfuerzo de muchas personas como la investigadora Mª Luisa Moraga o el propio Silva, que ha reivindicado la obra del manchego en distintos escenarios como en los Cursos de Verano de El Escorial donde destacó que era “uno de los grandes escritores de la novela negra, un referente por su brillantez”, aunque lamentó que fuera también “uno de los grandes olvidados”.

García Pavón nacía un 24 de septiembre de 1919, hace justo un siglo. Y hace 30 años, en 1989, nos decía adiós en Madrid. Podríamos celebrar además el 50 aniversario del Premio Nadal por Las Hermanas Coloradas o el Nacional de la Crítica por El rapto de las Sabinas… Pero al margen de aniversarios, lo importante es volver a retar al tiempo, a ese olvido injusto de este intelectual tan arraigado a su tierra, aunque pronto abriera sus alas para explorar el mundo literario que tanto le apasionaba. Tras estudiar Filosofía y Letras, y hacer su tesis sobre Clarín en 1952, se instaló en Madrid donde impartió clases en la Escuela de Arte Dramático y se consagró como escritor. Y siempre, sin olvidar su origen manchego y su Tomelloso de donde era Plinio, a quien hizo acompañar de su particular Sancho, don Lotario, el veterinario del pueblo, y su Seat 600. Un par perfecto para resolver los más variopintos sucesos.

Su éxito fue tal que las aventuras y desventuras de Plinio fueron llevadas a la pequeña pantalla, bajo la dirección de Antonio Giménez Rico. Quizá la popularidad televisiva que obtuvo Plinio en 1971, interpretado por Antonio Casal, y Alfonso del Real en el papel de don Lotario, no se correspondió con el auge literario de su creador. De hecho, Sonia García Soubriet, hija del escritor tomellosero, así lo ha declarado en ocasiones: “Voces de Ruidera se edita en un momento complicado para su autor, esto es, poco después de la serie que realizó Televisión Española, la cual, en contra de todas sus expectativas, más que favorecerle lo perjudicó”. Afirmación que encontramos en el prólogo de la reedición de esta obra en 2008 por la editorial Rey Lear, encargada de sacar a la luz otras obras del manchego.

Le favoreciera o no, hay voces en ambos sentidos, lo que está claro es que el prestigio que consiguió García Pavón con el tiempo se fue apagando como una hoguera a la que no se le echa troncos. Ese paso de los años no ha jugado a su favor y su nombre se ha ido desvaneciendo pese a los intentos que instituciones e editoriales han ido haciendo como Destino que en 2006 publica Plinio, casos célebres, con prólogo de Lorenzo Silva. Con motivo de esta publicación, el crítico Jesús Egido publicó en Revista de Libros: “Sería imposible comprender la narrativa policiaca española de calidad sin la serie que sobre el policía Plinio escribió entre 1953 y 1985 Francisco García Pavón. Su peso en el género detectivesco autóctono fue tan decisivo que cuesta entender el olvido en que se ha visto sumida su obra en las últimas décadas…”.

De hecho, hay quien considera a nuestro autor el padre del género policiaco en España. Si lo fue o no, no es nuestro debate (también pudiera ser Emilia Pardo Bazán con unos relatos escritos en 1911), sino volver a darle el lugar que, sin duda, le corresponde. Porque la obra de García Pavón va más allá de Plinio. Fue novelista, un gran cuentista y ensayista. Cerca de Oviedo fue su primera novela, finalista del Premio Nadal en 1945, un año después de que fuera otorgado a Carmen Laforet por Nada. A partir de ahí encontramos títulos como Cuentos de mamá, Cuentos republicanos (relatos dedicados a Eladio Cabañero, Julián Ayesta, Ignacio Aldecoa, Buero Vallejo…), Los liberales, Ya no es ayer, Los nacionales…

Hace meses, Alfonso González Calero me obsequiaba con el libro Estudios Manchegos (tres ensayos y una carta) de Almud Ediciones, cuya interesante lectura recomiendo no solo para acercarnos a García Pavón, sino también al paisaje manchego, sus habitantes, su forma de ser, su lenguaje… Esta tierra que nos muestra el escritor con su gente y su llanura, con su peculiar vocabulario, con su humor, con sus miedos, con sus vivencias… en muchos de sus libros.

Sirvan estas palabras para reivindicar la figura de García Pavón en la literatura e invitar a todos a que lo lean, lo relean. Encontrarán, como escribió su gran amigo Emilio Alarcos Llorach en el prólogo de sus Obras Completas (Ediciones Soubriet, 1996) “lirismo y crudo realismo, imaginación y crítica social… conducidas con enorme habilidad y amenidad en el relato”.