En contra de la falsa idea que pudiésemos tener, en pleno invierno Berlín es una ciudad viva y dinámica que nos está esperando para mostrarnos sus maravillas, pues por mucho que bajen los termómetros, los berlineses son los primeros en poner al mal tiempo buena cara saliendo bien abrigados a disfrutar de todo lo que su ciudad tiene que
ofrecerles en Navidad.

Así que hacemos lo que ellos y nos lanzamos a pasear por parques nevados y recorrer los mercadillos que llenan las calles en estas fechas. Y de vez en cuando, para entrar en calor y reponer fuerzas, podemos meternos en uno de sus espectaculares cafés. Vamos pues a detallar algunas de las muchas cosas que podemos hacer si nos decidimos a pasar unos días en la capital alemana.

No debemos olvidar que este viaje recomendado es un viaje de Navidad, así que lo primero que haremos será lanzarnos a la calle en busca de sus famosos mercadillos navideños.

No hay barrio que se precie que no tenga el suyo propio, por lo que suman más de 60. Uno de los más famosos es el de Gendarmen Markt, que es especial porque está rodeado de edificios emblemáticos. Otros de gran renombre son los de Potsdamer Platz, el de la Iglesia Memorial del káiser Guillermo I, en el corazón del Küdamm, y el de Alexander Platz, los tres situados en lugares estratégicos y de visita obligada. Todos son igual de bonitos y en todos podemos encontrar adornos artesanales de madera y vidrio soplado, deliciosas brochetas de kebab y salchichas a la brasa y, para acompañar, el glühwine, un vino caliente condimentado con muchas especias, ideal contra el frío. También podemos comprar un recuerdo, lo más típico son los corazones gigantes de galleta con mensajes de amor.

Pero si hay algo que define a Berlín son sus museos. Cuenta con más de 300, casi para ver uno diario a lo largo de todo un año, así que nos costará mucho elegir con cuáles nos quedamos si apenas les podemos dedicar dos días. Los más visitados por los viajeros son los de la isla de los Museos, con el Altes (Museo Antiguo) y el Neues (Museo Nuevo) a la cabeza, además de la Alte Nationalgalerie y el Pérgamo, dedicado a las antiguas civilizaciones.

Fuera de esta área, destacan el del curioso Check Point Charlie sobre la historia del Muro, y el impresionante Museo Judío. Finalmente podemos aprovechar una mañana para ir de compras por el Ku’Damm, la que antaño fuera la arteria comercial más importante del antiguo Berlín Occidental sigue siendo una calle repleta de tiendas y cafés que en Navidad brilla con luz propia: se trata de uno de los ejes mejor decorados e iluminados. No debemos perdernos los almacenes KaDeWe, que ocupan un edificio gigante en el que encontraremos cualquier cosa que se nos ocurra destacando, de forma muy especial, su sección de delicatessen.

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Desde la futurista cúpula del Reichstag se obtienen unas panorámicas impresionantes de todo Berlín. Construida en acero y vidrio, es un diseño del arquitecto Norman Foster. Está abierta todos los días de 8 a 23 h. La entrada es gratuita, pero es necesario registrarse antes en una web.

Unterwelten

A mediados de la II Guerra Mundial comenzó la construcción de búnkeres en las principales ciudades alemanas, especialmente en Berlín, llegando a convertirse las numerosas galerías y estancias en una auténtica ciudad  sumergida. Ahora, gracias a una iniciativa privada, pueden realizarse 10 recorridos distintos por estas estancias subterráneas, ocho de ellas explicadas en español. Durante el recorrido de los tours del Unterwelten Museum, un guía acompaña a los visitantes a través de las entrañas de los más de 3.000 búnkeres que ocupan las entrañas de la capital alemana. Recorriendo el subsuelo, podremos conocer cómo se utilizaron los búnkeres durante la guerra, quién los utilizó y cuánta gente llegó a meterse en ellos durante los últimos días de conflicto, además de interesantes y sobrecogedoras historias que ocurrieron entre sus paredes de hormigón y acero.