Blanca Esteban Luna / Seguridad Alimentaria (Asociación de Celíacos y
Sensibles al Gluten)

La enfermedad celíaca nos puede provocar diferentes problemas según la etapa de la vida en la que recibamos el diagnóstico. En el caso de aparecer a edades tardías, algunos de los síntomas, o los efectos de estos, podrían ser diferentes a los de alguien más joven. Aunque solemos asociar la enfermedad celíaca a la infancia, puede aparecer a cualquier edad, también en la edad adulta e incluso en la vejez.

Es muy probable que, si el diagnóstico de la enfermedad celíaca se ha producido a una considerable edad, esa persona haya estado conviviendo con la enfermedad celíaca durante algún tiempo sin saberlo, tal vez sin síntomas graves, y que se le haya diagnosticado recientemente.

Hay muchísimos síntomas asociados y muchos de estos también están asociados con otras enfermedades, que son frecuentes en las personas mayores. Éste es el motivo por el que, en muchos mayores, la enfermedad celiaca pasa desapercibida.

Hay que tener en cuenta que la enfermedad celíaca no tratada puede provocar graves consecuencias para la salud de los mayores celíacos, entre ellas: osteopenia, osteoporosis, anemia y, si no se trata, un mayor riesgo de padecer algunos tipos de cáncer.

A medida que las personas envejecen, algunos procesos relacionados con la absorción de nutrientes se deterioran. Y como consecuencia del daño intestinal que provoca la enfermedad, se dificulta la absorción de nutrientes de la dieta, lo que puede pronunciar más este problema.

Seguir la dieta sin gluten para un mayor celíaco puede resultar mucho más complicado. Hay otros factores relacionados con el envejecimiento que pueden hacer que comer sin gluten sea más desafiante que lo que pueden experimentar las personas más jóvenes:

• Es muy habitual que los mayores tomen medicamentos con frecuencia, cuyo contenido de gluten también deben controlar, verificando siempre en el prospecto que no contiene gluten, lo que añade más complejidad a vivir sin gluten.

• A medida que envejecemos, las necesidades calóricas generalmente se reducen, siendo muy importante para los mayores celíacos que incluyan en su dieta sin gluten alimentos ricos en nutrientes, algo que no siempre es fácil.

• Por otro lado, el deterioro mental debido al proceso de envejecimiento, o la falta de concentración, podría favorecer que el mayor celíaco preste menos atención a la hora de evitar el gluten en su dieta.

• Algunos mayores celíacos pueden recibir ayuda de familiares o amigos para preparar o suministrarles los alimentos. Si bien ésto puede ser muy útil, en teoría, también presenta el riesgo de exposición al gluten si estas personas no tienen la formación necesaria para saber si los alimentos que les compran son seguros y no contienen gluten.

Debemos prestar mucha atención a todos estos problemas para ayudar a garantizar que las personas mayores celíacas tengan acceso a comidas sin gluten ricas en nutrientes y al apoyo que necesitan para mantener una dieta sin gluten.