Además del progreso personal y profesional, el dominio de  idiomas beneficia nuestra salud

Situación hipotética. Viajamos a Londres y necesitamos un antihistamínico para nuestra alergia al polen. ¿Cómo me comunico? ¿Qué hago si nadie entiende mi idioma? La necesidad y a su vez la libertad que nos otorga el dominio de lenguas, el don de lenguas, especialmente el inglés, hace que una situación tan rutinaria pueda ser un sencillo acto comunicativo o, por el contrario, convertirse en una pesadilla y en una lata para nuestra nariz, ojos y cabeza si no hemos conseguido el dichoso medicamento. Los jóvenes son muy conscientes de ello, habituales aventureros del mapa europeo en verano o en época de estudios. Tras el idioma rey, se siguen demandando fundamentalmente el alemán, el francés, el chino y el japonés, y el español para los extranjeros afincados en España. Lenguas que, con constancia y algo de tiempo, puede aprender cualquier individuo a cualquier edad y desde el nivel 0.

A nadie se le escapa que llegar a ser bilingüe o trilingüe es cosa de constancia y tiempo. Aprender idiomas hoy en día está al alcance de todo el mundo y los beneficios que de ello se derivan son inmensos, sobre todo para las jóvenes generaciones que emprenden su aventura laboral en un mundo cercano y globalizado pero incierto. La seguridad que da el dominio del inglés y, si se me apura, de otro u otros idiomas, se hace palpable ante un escenario real como puede ser una entrevista de trabajo donde puede haber 80 aspirantes para un mismo puesto, un buen puesto que estará más al alcance de la mano de la persona que sabe inglés y alemán que de aquel que solo habla la lengua materna de Shakespeare, si se obviara en este caso otras competencias académicas y/o laborales de los entrevistados.

En la actualidad, las exigencias de empresas, entidades y centros públicos y de la sociedad en general ya no se circunscriben a tener una certificación intermedia sino que se solicita nivel de maestría, donde el individuo ha adquirido la competencia, con horas de trabajo y estudio, de saber hablar, escribir, escuchar, entender y conversar en un idioma diferente al materno. De todos es conocido el horror y la vergüenza nacional con aquella frase que pronunció la entonces alcaldesa de Madrid en la presentación de la candidatura de Madrid a las Olimpiadas de 2020: ‘relaxing cup of café con leche’. Por no decir de nuestro actual presidente de Gobierno que mientras aprende o está aprendiendo inglés, ha necesitado un traductor en los consejos europeos con lo que ello supone de poca fluidez en la conversación con su interlocutor, sin menospreciar por supuesto la labor de los intérpretes, todo lo contrario.

Es cierto que en los años mozos y de estudio de Ana Botella o de Mariano Rajoy, las necesidades de saber idiomas no eran tan acuciantes como ahora. Saber idiomas no se veía como algo primordial, como se ha visto con los años que sí lo es; no estaba tan establecido como ahora lo está en las universidades siquiera un nivel medio cuando se acabara la carrera; muchos universitarios no sabían ni jota de inglés o alemán y, sin embargo, ocupaban buenos puestos de trabajo, los mismos para los que hoy en día se requiere y precisa saber idiomas.

Pero no es cuestión de echarnos piedras sobre nuestro propio tejado. Ángela Merkel, la mandamás alemana, tampoco dominaba muy bien la lengua inglesa, ni tampoco Sarkozy. Es un hecho constatado que el mundo se entiende y se mueve a través del inglés, es la lengua más universal y la más utilizada para cualquier acto comunicativo.

Políticos aparte, lo cierto es que nadie nace enseñado y en esto de los idiomas, como en todo o casi todo, es cuestión de ponerse y dedicarle tiempo. Y a favor nuestro cuenta el hecho de que motivaciones no nos faltan o, al menos, brindamos la oportunidad de este aprendizaje a nuestros hijos, como atestiguan algunos encuestados de nuestro termómetro.

 

Ahora se pide maestría

Afortunadamente, el método de aprendizaje de lenguas ha cambiado. La directora de la Escuela de Idiomas de Ciudad Real, Celia de Diego Hernando, recuerda que cuando ella estudiaba se aprendían palabras y estructuras fijas casi de memoria “y ahora lo importante es la comunicación en sí, se aprende un idioma para comunicarse o hacer una tarea, y ese enfoque comunicativo ha cambiado mucho la dinámica de las clases, queremos que los alumnos se trasladen a situaciones casi reales”. Las nuevas tecnologías también han colaborado sobremanera a un aprendizaje más fluido, con aulas muy bien dotadas tecnológicamente, recursos virtuales por niveles, blogs, facebook, miles de aplicaciones para conversar de forma oral o escrita… En este caso, también es importante que la Escuela o academias hagan de filtro para dar al alumno la mejor información sobre idiomas en la Red.

Hoy en día, los jóvenes son conscientes de la importancia de saber hablar bien en inglés, fundamentalmente porque les abren las puertas en sus estudios, en su ocio y, sobre todo, a su futuro. Desde bien pequeños, antes siquiera de caminar, ya están escuchando y viendo canciones, juegos y películas en otros idiomas, más adelante serán fieles seguidores de vídeos de Youtube y en la juventud, viajar al extranjero será casi como una obligación (como pudiera ser antes la mili aunque, en general, lo primero es más placentero), bien a través de una beca Erasmus, un intercambio de estudiantes, un curso de verano, etcétera.

Fruto de ese interés en Ciudad Real o en cualquier otra ciudad son las cifras de la Escuela Oficial de Idiomas que cada curso, en el caso de la ciudadrealeña, registra 2.000-2.500 matrículas y en los años de crisis se llegaron a 3.500 alumnos con una amplia franja de edad, desde los 14 años hasta los 70, con un 60% de alumnos matriculados en inglés. Por edades, los porcentajes se concentran de 30 a 49, un 44%; de 14 a 23, un 23% (teniendo en cuenta que al inglés de la EOI solo se puede acceder a partir de los 16 años) y de 50 a más de 64 años, un 13%. Esta heterogeneidad, lejos de suponer un hándicap en las clases, las enriquece donde hay un grado importante de colaboración y ayuda entre ellos.

El enriquecimiento del currículo y las mayores perspectivas de un buen trabajo o de mejora del actual son los principales perfiles de estos alumnos procedentes de la capital ciudadrealeña y de su zona de influencia. Para Celia de Diego, profesora de Alemán de la Escuela de Idiomas ‘Prado de Alarcos’ de Ciudad Real desde 1989, en la actualidad no es necesario saber dominar un idioma, es primordial, “antes con un dominio básico de la lengua extranjera parecía que se podía ir a cualquier sitio; ahora no, las empresas y los centros públicos están demandando gente con un dominio de maestría, de B2 o C1”.

 

¿Qué es el B1, C1, A2?

Hagamos un paréntesis para aclarar lo que ya se maneja como algo sabido: B2, C1, A2… ¿qué es esto? ¿El juego de los barcos? Los que se han enfrentado a un examen de inglés, francés o alemán están familiarizados con estas siglas y números y parece que todo el mundo lo conoce pero no es así. Hasta el año 2000, se hablaba de nivel básico, principiante o umbral para el inicio en el aprendizaje de una lengua, pero el Consejo de Europa trabajó durante 10 años para unificar y ver métodos de evaluación comunes en toda Europa. En 2001, coincidiendo con la celebración del Año Europeo de las Lenguas se aprobó el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas que establecía tres niveles homologados: A, B y C, siendo A básico; en el B el usuario es independiente y en el C, competente, estando dentro de cada letra dos listones más, el 1 y el 2, resultando entonces seis diferentes peldaños en el progreso del conocimiento de una lengua extranjera, desde el más bajo, el A1, pasando por el A2, B1, B2, C1 y C2, el nivel más elevado en el que se habla o se puede hablar como una persona nativa. A este respecto, Europa, más que hablar de mayor o menor dificultad de los niveles, prefiere referirse al grado de independencia del hablante en una variedad cada vez mayor de situaciones comunicativas.

Hay que aclarar que son niveles homologados en Europa, no títulos ni diplomas aunque a veces se confunde. Esto quiere decir que no hay que examinarse de todos y cada uno de estos niveles para constatar que los dominamos; ya con la enseñanza obligatoria y el bachillerato se puede alcanzar directamente un B1, certificación que se exige en algunas comunidades autónomas como Castilla-La Mancha (en otras se pide el B2) para poder obtener el título de Grado una vez que se ha aprobado toda la carrera universitaria. Estas certificaciones se obtienen mediante un examen realizado en centros públicos como la Escuela Oficial de Idiomas, o por diferentes universidades, institutos u organismos certificadores como Cambridge, Trinity College, etc., que tienen su propia denominación de niveles. Lo mejor siempre es informarse de todas las opciones, no prepararse exámenes de niveles intermedios si precisas un avanzado (por el coste que supone) y tener en cuenta lo que es válido si vas a opositar, si vas a hacer un doctorado en una universidad europea, estudiar un máster o trabajar en un país europeo. En ocasiones, la ‘titulitis’ de la que adolecemos tanto en España no es requisito exigido en Europa, basta con demostrar que sigues la conversación en una entrevista de trabajo, aunque a veces o en otros casos sí se solicita.

Celia de Diego explica los diferentes niveles con ejemplos. Si se viaja a Reino Unido y se tiene la mala suerte de hacerse un esguince, con A1 se le puede decir al médico que le duele el pie pero con C1 se puede asistir a una conferencia de traumatología, “y esa progresión son 2.000 horas de trabajo y aprendizaje”, constata la profesora.Otro caso tipo en el que se necesita hablar en inglés puede ser la Feria Nacional del Vino de Ciudad Real. Si se es bodeguero, con un A1 o A2 se puede llegar a comunicar a un comprador que tiene viñedo, que elabora buen vino y económicamente es muy competitivo, pero para poder cerrar un acuerdo comercial, explicar que la uva solo se recolecta a primera hora de la mañana, el envasado es diferente al resto, el vino procede de unas variedades muy específicas y la elaboración se realiza de forma muy cuidada, seleccionando el grano y la temperatura…, para eso se necesita un B2 o un C1.

En las escuelas de idiomas de Castilla-La Mancha se imparte enseñanza reglada de idiomas hasta un nivel C1 salvo italiano que será en este curso 2017/2018. El nivel C2 no ha sido aprobado aún por parte del Ministerio de Educación. También este año se va a implantar un curso de español para extranjeros en todas las capitales de provincia, destinado a extranjeros a partir de 14 años o que no estén escolarizados.

 

No hay milagros

Y para pasar de un nivel a otro se requiere tiempo, “no hay milagros, es imposible pasar en tres meses de un A2 a un B2, ni siquiera viviendo en el país”, apunta De Diego. En su entendida opinión, el aprendizaje de idiomas es progresivo, debe hacerse sobre bases bien establecidas, sabiendo escribir pero también pronunciando de manera correcta, pues otro indicador establecido por Europa fue el dominio de la lengua en cinco destrezas comunicativas: comprensión lectora, comprensión oral, expresión escrita, expresión oral y conversación. Y no todos los alumnos tienen el mismo nivel en todas las destrezas, es cierto que muchos jóvenes, con el visionado de muchos vídeos de Youtube, explica la directora de la EOI, disfrutan de una recepción muy buena pero no tienen la opción de hablar, por eso es primordial aprender de forma cooperativa, escuchando y siendo escuchado.

 

Academias, enseñanza con grupos reducidos

Acudir a una academia de idiomas es importante porque son un complemento esencial en el aprendizaje de nuestros hijos. En el caso de los adultos, la formación impartida es muy práctica y útil si necesitas un nivel determinado o piensas viajar o trabajar en el extranjero. Los métodos de enseñanza están adaptados a cada edad y necesidades del alumno, pudiendo afirmar que se hace casi una educación a la carta, con grupos muy reducidos, donde lo básico es la comunicación. En las academias, el inglés puede ser impartido por profesores bilingües cualificados o nativos con formación. Los grupos suelen ser muy reducidos, tanto en niños como adultos, pero el número suficiente para generar debate y conversación. Esa es una de las ventajas respecto al sistema educativo tradicional con ratios por clase más elevadas. En la actualidad, con la implantación de colegios bilingües, las academias son un refuerzo primordial.

En cuanto a las estancias en un país extranjero, siempre hay miles de opciones y una planificación a tiempo puede hacer que el curso no sea tan gravoso para una familia, aunque no todo el mundo puede permitírselo por el coste económico que supone. En algún caso, como el de Laura, que marchó a Dublín con 15 años para hacer 4º de la ESO, se juega con la ventaja de que la familia residía allí, en este caso una tía suya. Cuando llegó en agosto, confiesa que lo que más le costó fue poder comunicarse con la gente, “al principio iba con mi prima a todas partes para que me tradujese, me costó mucho ser independiente para poder comunicarme con los demás, además de que es una cultura diferente y la forma de ser de la gente también”. Tras la enriquecedora experiencia, Laura volvería a repetir sin dudarlo “por todo lo que me aportó como persona”. Para ella, no significó solamente poder aprender un idioma sino estar en un país diferente con todo lo que ello conlleva de cultura y vivencias, “va ligado todo, el idioma, la adaptación a una forma de vida totalmente diferente, aprendes a afrontar la vida sola sin tus padres”. Para Laura, el saber manejarse y defenderse en inglés en clase o con sus amigos fue lo más positivo.

Por último, además del enriquecimiento personal, el aprendizaje de idiomas es beneficioso para la salud, según atestiguan algunos estudios. No solo potencia el aprendizaje y la memoria, sino que también retrasa el Alzheimer, da más capacidad de atención y concentración y permite manejarse mejor en situaciones de multitarea, o sea, realizar varios proyectos al mismo tiempo.

 

En Whitby, aprendizaje natural con clases muy interactivas

La filóloga y responsable de academias de idiomas Whitby School, Marta Laguna, presentes en Alcázar de San Juan, Tomelloso y Quintanar de la Orden (Toledo) considera que su método de enseñanza es similar al de la lengua materna, “igual que se hace con los bebés que les ponemos canciones, películas para que empiecen a hablar, en Whitby intentamos que los niños adquieran un nuevo lenguaje con clases muy entretenidas e interactivas”. Igual sucede con el adulto pero con vídeos o películas de su rango, sin obsesionarse demasiado por querer ver al principio una película en inglés y sin subtítulos. A través de un libro-guía de Oxford seleccionan contenidos útiles para escenificar situaciones reales en clase, como ir de compras, salir al cine, a un restaurante, acudir al médico, etc. Marta Laguna es defensora de un aprendizaje para adquirir un nuevo idioma, no para aprobar un examen, “en ocasiones se enfocan las clases para aprobar un B1 o B2 y los chicos se aburren porque lo ven como unas matemáticas, hay que motivarlos”; igual puede suceder con los adultos que piden solo clases individuales de conversación, “al final no es recomendable pues se quedan callados”. Whitby cuenta con profesores bilingües cualificados.

Texto: Oliva Carretero

Fotos: O.C./Ayer&hoy