Francisco Javier Morales Hervás / Doctor en Historia

Con el matrimonio entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón se iniciaba una estratégica unión dinástica, pero ello no suponía que de este modo se configurase una auténtica integración entre ambos reinos. Por ello, a la muerte de Isabel en 1504 y dada la incapacidad mental de su hija Juana, se inició en Castilla una etapa de regencias hasta 1517, año en el que Carlos I accederá al trono castellano. La inexperiencia y el nulo conocimiento de Castilla hizo que el joven monarca tomara algunas decisiones equivocadas, sobre todo al rodearse de consejeros extranjeros y exigir esfuerzos económicos a los castellanos para asegurarse su nombramiento como emperador.

El malestar generado en buena parte de las ciudades castellanas, acrecentado tras la marcha en 1520 de Carlos I para ganarse la voluntad de los príncipes electores alemanes, se concretó en la configuración de un movimiento de protesta social y política conocido como Comunidades de Castilla, que tendrá en la ciudad de Toledo uno de sus principales puntos de apoyo. Este movimiento se difundió por las tierras que actualmente configuran la provincia de Ciudad Real, aunque, en líneas generales, la mayor parte de este territorio acabaría siendo fiel al bando que apoyaba los intereses del joven monarca.

Batalla de Villalar.

Ciudad Real, como lugar de realengo, debería haber sido uno de los enclaves que con más firmeza tendría que haberse posicionado en favor de Carlos I, pero no fue así, pues buena parte de los artesanos de esta ciudad veían con buenos ojos las reivindicaciones que planteaban los comuneros; a pesar de ello, resultó decisivo el apoyo que desde el primer momento recibió el bando realista por parte de la nobleza local y de la Santa Hermandad Vieja, que llegó a realizar diversas incursiones por distintos lugares situados entre los Montes de Toledo y Sierra Morena para frenar la expansión del movimiento comunero. No obstante, ello no impidió que se generase cierto ambiente de inseguridad en esta ciudad lo que hizo que en diciembre de 1520 la Junta del Reino preguntase a los regidores sobre la postura que Ciudad Real iba a mantener ante el conflicto; la respuesta no tuvo que ser muy clarificadora pues se decidió suspender una reunión que el Concejo de la Mesta iba a celebrar en Ciudad Real en enero de 1521.

La Orden de Calatrava se posicionó desde el primer momento a favor del bando que defendía los intereses del rey y, al contar con una excelente organización y estructura logística en buena parte del territorio de la actual provincia de Ciudad Real, resultó decisiva para que el movimiento comunero en estas tierras no alcanzase un notable desarrollo. Los calatravos cumplieron con las misiones encomendadas desde la corte. Así, en julio de 1520 el propio regente, Adriano de Utrech, encargaría a Francisco de Rojas, comendador de Almodóvar del Campo y alcaide el castillo de Calatrava la Nueva, que reforzase la vigilancia de ambas plazas, y en octubre se solicitó a Fernando de Córdoba, gobernador del Campo de Calatrava, tener preparados a 60 lanceros a caballo, además de organizar una red de mensajeros y comprar armas y víveres.

Ejecución de los comuneros de Castilla, del romántico Antonio Gisbert (1860), que se encuentra en el Palacio de las Cortes.

Las tierras que quedaban bajo la jurisdicción de la Orden de San Juan también apoyaron de forma mayoritaria a Carlos I, en cambio en el Campo de Montiel, que en su mayor parte correspondía a la Orden de Santiago, es donde los comuneros encontraron un mayor respaldo, probablemente por su mayor proximidad a tierras murcianas y jiennenses, donde las Comunidades alcanzaron un importante protagonismo. Entre las poblaciones montieleñas que se declararon en Comunidad podemos destacar algunas como Villamanrique, Torre de Juan Abad, La Solana, Alhambra y Alcubillas.

Aunque el bando realista quedó muy fortalecido tras la derrota de los comuneros en la batalla de Villalar en abril de 1521, aún quedaban ciertas bolsas de rebeldes que debían ser reprimidas, para lo cual se impulsaron levas a las que contribuyeron sobre todo algunos núcleos como Ciudad Real, Almagro o Almodóvar del Campo. A lo largo de 1522 los últimos focos comuneros fueron derrotados, la Corona salía reforzada y tan sólo quedarían algunos grupos de resistencia residual en áreas montañosas, que acabarían desarrollando acciones más cercanas al bandolerismo.