Un acto a puerta cerrada en el que la alcaldesa ha dado las gracias a todas las personas por su comportamiento.

Como cada año, y a pesar de la pandemia, el Carnavalcázar 2020 se despedía con la quema de la sardina en la plaza de toros. Este año a puerta cerrada por motivos sanitarios como consecuencia de la pandemia pero con un simbólico acto en el que no faltó el fuego, los peleles que acompañan tradicionalmente a la sardina y los habituales mantecados y pastas con su mistela. Un cortejo reducido con representación del gobierno municipal en las personas de la alcaldesa, Rosa Melchor y del teniente de alcalde, Gonzalo Redondo, y de alguna asociación implicada en esta celebración.

No faltaron las palabras de agradecimiento de la alcaldesa al comportamiento de los alcazareños y alcazareñas ante la pandemia antes de prender el fuego de la pira funeraria de la sardina, como hace cada año en un acto lleno de simbolismo con el que se dice adiós al Carnaval, en el que este año a pesar de los cambios y adaptaciones por la pandemia, han participado 1500 personas.

En su intervención la alcaldesa afirmaba que terminamos unos carnavales atípicos, como está siendo todo este año, pero quiso volver agradecer a todos los vecinos y vecinas de Alcázar su participación en una situación tan complicada, con las adaptaciones necesarias e imprescindibles este año. Un carnaval que ha habido que hacer en nuestras casas, en pequeños grupos, cada uno con los suyos.

Los pequeños, decía, han podido participar con sus clases y los mayores con sus familiares más cercanos.

Aún así ha habido 1500 participantes en el Carnavalcázar 2020. Por eso, insistía, solo me queda decir: gracias, gracias por el esfuerzo, por la ilusión, por la creatividad y gracias también por acompañarnos en la despedida del carnaval, una despedida en la que vamos a quemar la sardina con el deseo de que con esta sardina quememos todo lo malo que ha tenido el año 2020.

Añadía que la despediremos a ella, y despediremos el 2020 con la esperanza puesta  en que el 2021 nos traiga soluciones a toda la situación sanitaria que en 2020 nos ha complicado tanto la vida y nos ha hecho perder a algunas vecinas y vecinos.

Este año la sardina tenía una referencia al COVID-19. La sardina se personalizaba con un dispositivo para  dinamitar una representación del virus (marca ACME, en un claro guiño a las aventuras del Coyote  y el correcaminos de los dibujos animados Looney Tunes que han acompañado toda nuestra vida). Su autor Enrique Redondo explicaba que este año no podía ser de otra manera el hacer el recuerdo al año tan problemático que hemos pasado y hacerlo en clave de humor, de manera que cuando se queme la sardina, también se vaya parte de esa situación tan difícil que hemos vivido.