Saga de farmacéuticos con más de ochenta años de historia

Esta histórica farmacia de Pedro Muñoz fue fundada por Antonio Beteta Contreras allá por el año 1932, contando con una trayectoria de más de ochenta años que ha ido pasando de padres a hijos. Antonio tuvo dos hijos, Francisca y Antonio. Ambos estudiaron la carrera farmacéutica en la Universidad Complutense de Madrid, siendo Antonio quien se quedaría a cargo de la farmacia en el año 1978 al morir su padre.

Antonio (hijo) nació en el año 1946 y, desde muy pequeño, ya veía cómo su padre, quien además era inspector farmacéutico local y realizaba los diferentes análisis de agua, elaboraba los diferentes medicamentos de la época como papelillos o píldoras en su propio laboratorio. La forma de adquirir medicamentos en esos años era de lo más llamativo, donde tenían que realizar los pedidos telefónicamente e ir a recogerlos al día siguiente al coche de línea que venía de Alcázar de San Juan. Todo con los años fue evolucionando como veremos más adelante.

Izq.: el fundador de la farmacia Antonio Beteta Contreras junto a sus hijos, Antonio y Francisca en los años 50. Centro: Antigüedades, balanzas y vasijas de la antigua botica. Dcha: Laboratorio de la farmacia Beteta en los años 60.

Antonio (hijo) se crió prácticamente dentro de la farmacia, por lo que, a la edad de 16 años se fue a estudiar fuera y, tras terminar la carrera, comenzó a trabajar en un laboratorio, siendo en el año 1978 cuando comenzaría a regentar el negocio familiar.

Lo primero que hizo fue darle un cambio a la farmacia, realizando poco a poco una reforma para que estuviera más acorde a los tiempos. Empezó a introducir algo de parafarmacia, productos de estética, nuevos aparatos tecnológicos, etc. Igualmente por esa época ya había cambiado la forma de realizar los pedidos, siendo a través de un terminal en forma de datáfono donde se marcaba el código del medicamento, de 6 dígitos, y que mediante un sonido en forma de pitidos quedaba registrado. También se comenzaban a realizar menos papelillos y píldoras en el laboratorio, ya que las especialidades solían venir terminadas.

En la actualidad es el hijo de Antonio, también llamado como él, quien dirige la farmacia. Desde muy pequeño ha visto el trabajo que realizaba su padre dentro del negocio, por lo que, igualmente decidió seguir con el oficio familiar. Tras terminar la carrera comenzó a trabajar en una farmacia diferente a la suya, hasta que, en el año 2006 se instaló definitivamente junto a su padre y, en el año 2012, cogió las riendas del negocio tras la jubilación de su progenitor. El primer impulso fue renovar y realizar una nueva reforma adaptándola a los nuevos tiempos que corren introduciendo nuevos productos como, por ejemplo, artículos de ortopedia.

Izq.: Fachada en los años 80. Centro: Fachada de la farmacia en sus inicios. Dcha.: (de i. a d.) Ruth y Pilar (empleadas), Antonio Beteta y su mujer Matea López, Toni Fernández junto a su marido Antonio Beteta, gerente de la farmacia en la actualidad.

De manual a electrónico
La evolución farmacéutica desde que comenzara su fundador allá por 1932 ha dado muchos cambios. Atrás quedaron los pedidos telefónicos o por datáfono con códigos que se reproducían mediante pitidos para dar paso a la era informática. Igualmente las recetas escritas a mano donde en muchas ocasiones era difícil apreciar la letra del médico y que ahora son electrónicas. Y por supuesto la manera de elaborar las fórmulas en el laboratorio, donde todo era manual, esparciendo los polvos, de ácido acetilsalicílico por ejemplo, para repartirlos en sus respectivos sobres y pesándolos en unas básculas a las que había que regular y equilibrar para poder pesar, que nada tienen que ver con las de ahora, comprobando que los pesos fueran iguales en todos ellos. Ahora todo es moderno, atrás quedó la elaboración de los papelillos, siendo ahora lo que más se realiza en el laboratorio fórmulas pediátricas para niños como jarabes o soluciones de omeprazol, donde la técnica ha evolucionado mucho con agitadores magnéticos, antes se realizaba con una varilla moviéndolo todo hasta que absorbía, y básculas de precisión.

Tres son las generaciones que han pasado por esta farmacia de Pedro Muñoz, de sobra conocida por todos sus paisanos, donde desde su fundación han tenido un trato excelente hacia todos sus clientesy en la cual, Antonio, como dato anecdótico, es el nombre de cada uno de los titulares de la farmacia, abuelo, hijo y nieto.

Texto: Ayer&hoy; Fotos: Farmacia Antonio Beteta/Ayer&hoy