El impacto del “desastre del 98” hizo aflorar el descontento que el régimen de la Restauración había provocado en buena parte de la clase media y de los intelectuales, dando lugar al Regeneracionismo, movimiento intelectual y social crítico con el sistema de la Restauración, en el que hubo diferentes vertientes:
- El Regeneracionismo social y económico: Su ideólogo es Joaquín Costa, autor de obras como Oligarquía y caciquismo. Critica el caciquismo y el falseamiento electoral, al tiempo que propone una serie de reformas económicas y educativas resumibles en el lema “Despensa y Escuela”.
- El Regeneracionismo intelectual y literario: representado por la Generación del 98. Sus integrantes (Unamuno, Maeztu, Baroja, Azorín…) expresarán el pesimismo existencial y reflexionarán sobre la decadencia de España.
- El Regeneracionismo político o Revisionismo: pretenden impulsar la política española a partir de la supresión del caciquismo, la reforma social y la recuperación de la grandeza de España. Tanto conservadores como liberales intentarán poner en marcha una “revolución desde arriba”. Alfonso XIII participó de este espíritu, encarnando el regeneracionismo aplicado a la monarquía.
El reformismo conservador. La crisis de 1909.
Los primeros en adoptar estos puntos de vista fueron los conservadores, liderados por Francisco Silvela, quien ya había expresado la necesidad de cambiar el rumbo del país en un artículo titulado “Sin pulso” (1898). Cuando presidió el Gobierno (1899-1900), anunció su propósito de emprender «reformas radicales» y una «revolución desde arriba». Para ello creó dos nuevos ministerios, que encarnaban las reivindicaciones del regeneracionismo: Instrucción Pública y Agricultura. Entre los miembros del gabinete de Silvela destacaron Raimundo Fernández Villaverde, que reformó la Hacienda, y Eduardo Dato, que reguló los accidentes laborales y el trabajo de mujeres y niños.
Sin embargo, será Antonio Maura quien personificó la renovación del Partido Conservador a comienzos del siglo XX. Presidió el Gobierno en dos ocasiones, conocidas, como el «Gobierno corto» (1903-1904) y el «Gobierno largo» (1907-1909). Intentó conectar a la monarquía con la realidad social, acabar con el caciquismo, incorporar otras fuerzas políticas al sistema como el nacionalismo catalán conservador de la Lliga y promover una política exterior expansionista en Marruecos para olvidar el Desastre del 98.
La Lliga Regionalista, liderada por Prat de la Riba y Cambó, pretendía una mayor autonomía administrativa para Cataluña a cambio de colaborar con la Monarquía, pero en noviembre 1905 un incidente dificultará esta posibilidad: la publicación de caricaturas de oficiales del ejército en la revista satírica Cu-Cut provoca el asalto a la sede de la revista y del diario oficial de la Lliga, La Veu dé Catalunya. Además, se promulga la Ley de Jurisdicciones (1906), por la que los delitos contra la patria y el ejército serían juzgados por tribunales militares. Las fuerzas políticas catalanas reaccionan creando la coalición Solidaritat Catalana.
Esta cuestión afectó al regeneracionismo de Maura, pero realmente la crisis de su revisionismo se expresó con la Semana Trágica de Barcelona (julio de 1909), que se produjo cuando el gobierno de Maura reclutó tropas para la Guerra de Marruecos, llamando a filas a los reservistas. La medida provocó protestas, sobre todo en Cataluña, donde las organizaciones obreras convocaron una huelga general en Barcelona que degeneró en una semana “Trágica” (barricadas en las calles, proclamación de la república, unos 80 muertos, edificios religiosos incendiados y unas 2.000 detenciones). La represión posterior fue tan dura que provocó la repulsa internacional. Maura tuvo que dimitir para dejar paso a los liberales, a los que acusó de aliarse con los enemigos de la monarquía para desplazarlo del poder (octubre de 1909).
El reformismo liberal
Tras la muerte de Sagasta, el líder del Partido Liberal, fue José Canalejas, un político del ala izquierda del partido con el que sintonizaban muchos republicanos. Presidió el Gobierno entre 1910 y 1912 y renovó el programa liberal, promoviendo el intervencionismo del Estado en la economía y la sociedad, la reforma social, la separación de la Iglesia y el Estado, la democratización del régimen (nueva ley de reclutamiento que establecía un servicio militar obligatorio) y el acercamiento al nacionalismo catalán (aprobación de la Ley de Mancomunidades, que permitió el nacimiento de la “Mancomunidad catalana”). No obstante, fue inflexible ante las huelgas de 1911-12 y en noviembre de 1912 fueasesinado por un anarquista.
Otras tendencias regeneracionistas
La izquierda política antidinástica constituyó una coalición electoral (Conjunción Republicano-Socialista), que reunía, entre otros, a Pablo Iglesias y Alejandro Lerroux. En las elecciones de 1910, la Conjunción obtuvo numerosos votos en las ciudades importantes, pero pronto mostrará desavenencias internas, apartándose Lerroux, que funda el Partido Radical.
A comienzos del siglo XX, los sindicatos crecieron de forma significativa. La UGT creó el Sindicato Minero Asturiano (1910), y se extendió también entre los ferroviarios (1911). La expansión del sindicato socialista le permitió organizar huelgas de ámbito nacional, como la de los ferroviarios (1912).
La Confederación Nacional del Trabajo (CNT), fundada en 1910, experimentó una importante expansión. Se definía como anarcosindicalista, partidaria del comunismo libertario y apolítica. Empleaba la táctica de la acción directa, y tenía como objetivo último la revolución social y la supresión del Estado y los partidos políticos, que debían ser sustituidos por agrupaciones libres de trabajadores. Sin embargo, tras intentar organizar una huelga general en 1911, fue ilegalizada durante cuatro años y se vio obligada a actuar desde la clandestinidad.
Imagen superior: Rey Alfonso XIII de España. Wikipedia