Los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 pasaron a la historia al ver cómo un afroamericano, Jesse Owens, consiguió ganar cuatro medallas de oro de atletismo (100 m, 200 m, salto de longitud y 4×100 m relevo equipos).

Con Adolf Hitler en el poder, se pretendía que el evento demostrara al mundo el progreso de la Alemania nazi y tanto Hitler como otros miembros del gobierno esperaban que los atletas alemanes dominaran las disciplinas deportivas.

Tras los juegos, Owens volvió a Estados Unidos celebrado como un ganador y un hombre récord. Se celebró una fiesta en su honor en el lujoso hotel neoyorquino Waldorf Astoria, pero fue obligado a acceder a ella usando el ascensor de carga.

Asimismo, no fue invitado a la Casa Blanca a pesar de que esa era la costumbre para los medallistas olímpicos.