Objetos cotidianos del hogar, útiles de trabajo, alimentos, viviendas, prótesis, órganos humanos artificiales, e incluso componentes espaciales de la NASA. Nada se resiste a una impresora 3D. Los campos donde se han experimentado los mayores avances con ella han sido en la Medicina y la Arquitectura. El hecho de poder imprimir órganos artificiales han ayudado a muchos médicos cirujanos a preparar operaciones en órganos delicados, como pueden ser en el cerebro o corazón, antes de realizarlas con el paciente real. De igual modo, una impresora 3D puede crear material quirúrgico específico, prótesis específicas para pacientes que han sufrido alguna pérdida de alguna de sus extremidades, implantes o incluso tejidos y órganos. En el ámbito de la construcción, está suponiendo una auténtica revolución, tanto por el ahorro de costes como en el tiempo para la realización de las obras. Además, la impresión 3D de maquetas, diseños y modelos son esenciales con fines comerciales para vender futuras estructuras y también para hacerse una idea de cómo quedaría un proyecto sin tener que realizar un boceto perfecto, pudiendo enseñar la maqueta en tres dimensiones.