Miguel Alberdi / Decorador

Cuando escuchas la palabra rodapié lo primero que pensamos es el rodapié antiguo de madera con cantos romos en su remate… A muchos nos gusta la casa sin esta pieza que une el suelo con la pared pero, siendo prácticos, debemos admitir que ese encuentro es muy difícil de ejecutar.

El rodapié es uno de esos detalles que, a la hora de hacer una reforma, se suele pasar por alto. Son tantas las decisiones que hay que tomar en esas situaciones que cuando nos preguntan qué rodapié poner simplemente elegimos el color. Y la verdad es que deberíamos confiar en una decisión tan importante.

La misión principal de los rodapiés es proteger las paredes de los roces, además de esconder los defectos que existen entre el suelo y las paredes. Entre los diferentes tipos de rodapiés se encuentran:

Rodapiés rehundidos.- Solo aptos para reformas integrales en las que se construyen desde cero las particiones de la vivienda. Se pueden construir de diferentes maneras, pero la más común es hacerlos en tabiques de pladur. Basta con utilizar dos placas de cartón de yeso en las paredes y llevar una sola, la trasera, hasta el suelo. Este tipo de rodapié funciona muy bien con pavimentos continuos. Materiales como el microcemento, que permite su aplicación en planos verticales, hacen posible dar la vuelta al suelo y subirlo por el rodapié, creando un detalle que, además de elegante, es muy práctico e higiénico.

Rodapiés integrados en la pared.- Nos encantará porque pueden llegar a pasar desapercibidos. Quizás sean más apropiados, al igual que los anteriores, para reformas y vivienda nuevas. Sin embargo no están reñidos con tabiques existentes y, aunque su ejecución sea algo más laboriosa, puede realizarse igualmente, dado que estos rodapiés se encuentran integrados en la pared, es decir, ni sobresalen ni se rehúnden. El truco para que queden perfectos es una entrecalle. Cuando decimos unir dos elementos que están en un mismo plano, sean de la índole que sean, lo mejor es hacerlo con una pequeña sombra. Los rodapiés integrados, a diferencia de los anteriores, es más aconsejable realizarlos en piezas aisladas, Estas pueden ser de madera lacada, del mismo material del suelo, de chapa o de pladur. En este último caso se debería pintar con una laca o semilaca que lo dote de un acabado más resistente. Nunca con pintura plástica para que estén siempre limpios.

Los típicos.- Los que se instalan en la gran mayoría de espacios, Si son los más comunes por algo será. El aspecto negativo de este rodapié es lo fácil que resulta caer en la tentación de elegir el modelo prefabricado de alguna marca de bricolaje e instalarlo. Los rodapiés puedes encontrarlos en las grandes superficies pero suelen ser de una calidad baja o media. En el mejor de los casos, se encuentran lacados con una ínfima capa que cubre un tablón de madera de apenas 8 mm, poca protección para uno de los encuentros más sensibles de la vivienda.

Os recomiendo encargarlo a un carpintero y olvidarte del resto de opciones. A diferencia de los rehundidos o integrados, este tipo de rodapiés es más propicio para poder definir otras características que te contaré en el próximo número.

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