Todos hemos oído hablar de Casablanca, pero automáticamente pensamos en Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, no en la ciudad que la mayoría de viajeros que la visitan lo hace porque su ruta en Marruecos les fuerza a pasar por allí. Y además solo ven lo imprescindible hasta que salga el tren, o autobús, que les lleve a su destino final, la cercana Rabat, Marrakech, Essaouira, Chefchaouen, el desierto de Merzouga o las montañas del Atlas, que son los gigantes turísticos contra los que Casablanca se esconde como un David contra Goliat. Y sin embargo Casablanca tiene suficientes atractivos como para dedicarle como mínimo un par de días. De entrada es la ciudad más poblada de Marruecos, y de todo el Magreb, y el verdadero centro cultural, económico e industrial del país. Aunque Rabat es la capital administrativa, es Casablanca la que ejerce de motor financiero. En Casablanca se hallan las industrias más grandes de Marruecos, el puerto artificial más grande del mundo y las sedes de las grandes empresas internacionales. Además, las costumbres musulmanas son en ella mucho más relajadas y es la ciudad marroquí con mejor vida nocturna. De entre sus muchos atractivos, y por falta de espacio, citaremos sólo alguno de los más llamativos. El primero de ellos es la mezquita del Rey Hassan II, sin duda alguna el símbolo más icónico de la ciudad. Su minarete, de 210 metros de altura, se eleva junto a las aguas del Atlántico y a pesar de su gran altura está labrado con ricos detalles producto del fino trabajo de los mejores artesanos marroquíes del siglo XX. Considerada como la tercera más grande del mundo, fue construida para conmemorar el 60 cumpleaños del rey Hassan II. Piedra y madera talladas a mano, suelos de mármol, techos ornamentados con láminas de oro, coloridas cerámicas cubriendo las paredes… Esta obra de arte tiene una capacidad para acoger a 25.000 fieles en su interior y unos 80.000 en el patio exterior. La mezquita de Hassan II está abierta a personas de cualquier religión y su interior se puede visitar contratando un tour guiado.

La Villa des Arts es otra de nuestras recomendaciones. Este museo está situado muy cerca del parque de la Liga Árabe y se aloja en un pequeño palacete levantado por una acaudalada familia judía en 1934. El palacete en sí es una de las joyas de Art Déco de la ciudad. En el interior encontramos más de 800 muestras de arte contemporáneo enmarcadas en un trasfondo de cultura y patrimonio marroquí.

Finalmente, y aunque no se puede visitar su interior, el Palacio Real es uno de los monumentos más bellos que ver en Casablanca. Se encuentra en el moderno barrio de la Media Nueva y fue construido en los años 20 del siglo pasado como otra de las residencias que el rey de Marruecos tiene repartidas por todo el país.

De visita obligada: Morocco Mall

Si ir de compras es una de las cosas que quieres hacer en Casablanca, el Morocco Mall es el mejor lugar para ello. Situado justo al final de la zona de La Corniche, este centro comercial es uno de los más grandes y lujosos, no solo de Marruecos sino de todo el mundo. Diseñado por el magnífico arquitecto italiano Davide Padoa, tiene 250.000 metros cuadrados de superficie construida y unos 70.000 dedicados exclusivamente a tiendas repartidas en 3 pisos. También posee grandes jardines, áreas de ocio, cafeterías, restaurantes, etc.

Entre sus 350 tiendas podrás encontrar marcas de lujo (Gucci, Dior, Louis Vuitton), y las clásicas del grupo español Inditex (Zara, Massimo Dutti o Pull & Bear).

También encontrarás una zona, el Souk, donde podrás comprar artículos típicos de los zocos marroquíes, como babuchas, caftanes, chilabas, especias, aceites, etc. En cuanto al entretenimiento familiar, posee un cine Imax, un gran acuario (Aquadream) y un pequeño parque de atracciones (Adventure Land), además de la fuente musical más grande del mundo, que cuenta con más de un centenar de surtidores de colores que se mueven al ritmo de la música.