Durante siglos los diferentes tipos de carros tirados por animales (bueyes, burros, mulas o caballos) fueron el medio más utilizado para el transporte de mercancías pese a sus limitaciones (coste de adquisición, mantenimiento de los animales, carga útil muy limitada…). A finales del siglo XVIII empiezan a aparecer los primeros artefactos precursores de los actuales camiones con el fin de satisfacer las necesidades de abastecimiento de las materias primas y comercialización de los productos elaborados de las incipientes industrias, y durante la primera mitad del siglo XX comienza también a producirse un curioso cambio en el transporte viario: la irrupción en escena de los primeros automóviles de combustión interna promocionan la construcción de nuevas carreteras, asfaltadas y más seguras. De este modo se desarrollan modelos de camiones para mover productos tanto a los lugares donde el ferrocarril no llegaba o cuando se necesitaba una mayor flexibilidad que la que podía ofrecer el tren.

Y Herencia se convirtió en testigo de excepción de esta transformación cuando en 1939 fue fundada una empresa de camiones por Federico Abengoza Martín-Buitrago. Así iniciaba su actividad empresarial Transportes Abengoza con un primer camión de seis cilindros, de la marca Chevrolet, que costó la importante cantidad en la época de 11.000 pesetas.

Federico, apodado en la localidad como “Rada” (por lo que es popularmente conocida la plazoleta donde estuvo ubicada la empresa como el “anchurón de Rada”) inició su actividad empresarial con aquel camión y usando repuestos de vehículos que habían quedado inservibles tras la Guerra Civil. Posteriormente fueron sendos camiones de la marca REO los que se añadieron a la incipiente flota de camiones de la empresa. En sus inicios estos vehículos se alimentaban de gasolina pero después fueron cambiados sus motores por unos diésel del tipo Perkins.

Izq.: Federico Abengoza con toda su prole. Segunda foto: Federico “Rada” fundador de la empresa. Tercera foto: Pasado y presente de la saga Abengoza. Derecha: Antiguo camión rotulado “a mano” por Federico Abengoza (hijo).

A estos camiones se les unió después uno de la marca Pegaso que a mediados del siglo XX era un elemento popular en la vida cotidiana de los herencianos. En estos años la empresa lo mismo transportaba arena o cualquier mercancía que se habilitaban unos bancos en este singular Pegaso para convertirlo en “La Herenciana” que llevaba gente de Herencia a Alcázar de San Juan. Aún se conserva en la empresa la antigua escalera que servía para el acceso de estos viajeros al interior del camión.

En 1955 se cambió el motor a este camión por uno de la marca Scania. Desde entonces la relación entre esta marca y Transportes Abengoza ha sido muy estrecha. En 1970 llegó al puerto de Barcelona el primer camión de esta marca con el que se recorrerían más de dos millones de kilómetros repletos de anécdotas. Federico Abengoza Camacho (“Federico hijo”) narra cómo, en aquellos años, compañeros camioneros les instaban a enseñarles el Scania en los restaurantes de carretera donde descansaban de la actividad diaria del transporte. Aún hoy este antiguo vehículo es usado como cabeza tractora dentro de las instalaciones de la empresa, las cuales fueron totalmente actualizadas al comienzo del presente siglo XXI.

Siguiendo con las vivencias de Federico “hijo” nos cuenta como siendo mozo deseaba poder trabajar junto a los camiones de su padre. Para él era una tremenda alegría cuando el hacer faenas en la empresa suprimía horas en el colegio bajo la docencia de Don Hermógenes y por esta razón llegó a tener algún que otro cómplice entre los trabajadores que iban a reclamarlo para sacarlo de la escuela.

Izq.: Antiguo camión Reo. Segunda foto: Tres de los hijos de Federico Abengoza junto al Chevrolet de la empresa en 1941. Tercera foto: Federico Abengoza y su primogénita Teresa junto a uno de sus primeros caminones. Dcha.: Federico Abengoza revisando el motor de su antiguo camión. 

Recuerda esas cargas de burros que los chalanes (tratantes) del pueblo enviaban a Madrid y como a la vuelta los camiones venían cargados de cemento. Como curiosidad los primeros rótulos de los camiones eran dibujados con un pincel por este Abengoza inquieto.

Como muestra de la importancia de esta empresa en el devenir económico y social de Herencia tenemos el hecho de que muchos camioneros locales de ahora y de generaciones anteriores se formaron en Transportes Abengoza y ahora lideran otras firmas dedicadas al transporte por carretera.

Desde entonces, con mucho esfuerzo y dedicación, se ha ido produciendo una evolución exponencial hasta llegar al presente donde José Manuel Abengoza García-Morato y Federico Abengoza González-Román encabezan el presente de esta empresa familiar con una flota de más de ochenta camiones que ofrecen soluciones adaptadas a cualquier tipo de cliente, nacional e internacional. Miles de kilómetros al año a cargo de estas moles rodantes llevando en su interior productos textiles, paquetería industrial o variedad mercancía liquida como leche, vino, zumo, mosto, aceite, suero o glucosa líquida. Más de ocho décadas de historia desde que el precursor Federico “Rada” inició una actividad profesional que inculcó con pasión a sus hijos y nietos, siendo ésta una de las causas por las que el pueblo de Herencia concedió a esta empresa el Perlé de Honor en el ámbito socio-laboral en 1999.

Texto: Ángel S. Martín-Fontecha Guijarro
Fotos: Transportes Abengoza