En el Somontano oscense, a 48 kms. de la ciudad de Huesca, se enclava la villa de Alquézar. Encaramada a 660 mts de altitud sobre una de las sierras paralelas al Pirineo, el pueblo se integra perfectamente en un impresionante paisaje de calizas modelado por el rio Vero, que ha creado a lo largo del tiempo un cañón increíble para la práctica del barranquismo, acantilados impresionantes, cuevas de arte rupestre …


Declarada Conjunto Histórico-Artístico, la villa de Alquézar te invita a retroceder en el tiempo a través de un relajante recorrido por sus estrechas calles empedradas y rincones más emblemáticos.


Su caserío se extiende a los pies de su castillo de origen islámico, convertido en colegiata tras la reconquista cristiana, mientras el río Vero atraviesa su último cañón antes de abrirse al valle.


Dedicada a Santa María, en la monumental colegiata podrás contemplar las huellas que las diferentes corrientes artísticas han ido dejando en el transcurrir de los siglos.


Del siglo XI quedan algunos tramos de muralla, la torre albarrana, las ruinas de una torre cuadrangular y algún fragmento de la iglesia románica integrado en el magnífico claustro del siglo XIV. Fíjate en sus bellos capiteles historiados y en las pinturas que decoran los muros del claustro (siglo XVI).


Tu visita a la villa no estará completa si no llegas hasta la Plaza Mayor –uno de los lugares con más encanto de la población- o entras en el Museo Etnológico Casa Fabián, ubicado en una típica casa del Somontano del siglo XVII.


Para disfrutar de una de las panorámicas más hermosas de la villa, acércate hasta el mirador ‘Sonrisa del Viento’.


Al formar parte del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, Alquézar es también un destino ideal para disfrutar de la naturaleza, de los deportes de aventura (senderismo, escalada, descenso de barrancos…) y del arte rupestre. Si quieres descubrir los bellos rincones del río Vero a su paso por la localidad, puedes hacer a pie la sencilla ruta de las pasarelas de Alquézar, ideal para hacer en familia.


Sin duda, visitar este pueblo es obligado para todo aquel que visite la provincia de Huesca en cualquier época del año.

Colegiata de Santa María la Mayor

El origen de esta fortaleza está a principios del siglo IX d. C., cuando Jalaf ibn Rasid construye el primer castillo para impedir el avance de la resistencia cristiana. En torno a 1067, es conquistada por Sancho Ramírez, hijo de Ramiro I, y pasa a ser una fortaleza cristiana a la que se le denominó “Castrum Alqueçaris”. Es en 1099 cuando Sancho Ramírez decide dotar a Alquézar de una comunidad de canónigos agustinos. Para ello, construye una iglesia colegiata románica que será sustituida en el siglo XVI d. C. por otra tardogótica y de la que sólo se conserva el atrio con capiteles historiados. En el siglo XIV d. C. se construyó el claustro gótico pero en un estilo próximo al románico. Su planta es la de un cuadrilátero irregular, con columnas pareadas y arcos de medio punto. Todavía se mantienen seis capiteles historiados románicos de la primera mitad del siglo XII d. C. con temas como la creación de Adán, la Tentación de Eva y Adán en el Paraíso, Caín y Abel, el Diluvio Universal o la Historia de Abraham entre otros. Entre los siglos XV y XVIII, los muros del claustro fueron decorados con pinturas al fresco que relatan escenas del Nuevo Testamento. En la primera mitad del siglo XVI d. C. se erigió la actual Colegiata de Santa María, uno de los monumentos más visitados de Alquézar.