Anento, situado en la provincia de Zaragoza, es uno de los 106 lugares que tuvo la Comunidad de Daroca hasta 1834, en que se disuelve esta entidad jurídico-política, fundada en el siglo XII por el conde de Barcelona, que comprendía diez villas y la ciudad de Daroca; por tanto 117 núcleos de población. Además, Anento estaba agrupado a la Sesma de Gallocanta.
El dato más antiguo sobre su existencia es de 1357. En este año Anento sólo era una aldea, que incendiaron los castellanos para tomar el castillo. Pese a ello, no lograron conquistarlo. Más tarde, en 1363, sirvió de refugio contra nuevos ataques.
La colección diplomática del Archivo de la Corona de Aragón de Barcelona conserva dos documentos de 1382 y 1399, en los cuales los reyes Juan I, entonces príncipe heredero, y Martín el Humano, conceden diferentes mercedes a los habitantes de Anento.
En la actualidad, como principales monumentos destacan el castillo y la iglesia. Del castillo, fundado por la Comunidad y regido por ésta, queda en pie la muralla principal con dos torres gemelas, además de los restos de otras. Sirvió de resistencia contra los soldados castellanos de Pedro el Cruel, en las acciones de los años 1360 y 1361.
La iglesia de San Blas es una construcción románica del siglo XIII, más tarde se añadiría el pórtico y entrada gótica, por tanto, del siglo XIV. La torre de piedra adosada a la iglesia parece ser obra del siglo XV.
En el interior de la iglesia se encuentran tres retablos góticos, destacando el gran retablo mayor realizado por el Maestro Blasco de Grañén en fechas cercanas a 1420. El coro está cubierto de yesería mudéjar, así como el púlpito, de finales del siglo XV. Además, tras el retablo se esconde un conjunto de frescos tardorrománicos o protogóticos fechados en el siglo XIV, encontrados en sus paredes hacia 1989.
El pueblo presenta un interesante urbanismo en cuesta con estrechas callejas y abundancia de replacetas: algunas casas muestran portadas de arco apuntado, correspondientes al siglo XV.
Aguallueve, un espectacular manantial
En el mismo municipio encontraremos perfectamente señalizado el recorrido rodeado de árboles centenarios cubiertos de hiedra, cuyo fin es acercarnos a uno de los recursos más relevantes de la comarca. El Aguallueve es un manantial que cae continuamente en forma de gotas de agua, creando un espectacular relieve, con paredes de piedra y musgo y pequeñas grutas escondidas en su interior. El agua proviene de varios manantiales, acuíferos y aguas subterráneas del Campo de Romanos. Con el paso del tiempo, la humedad ha creado un pequeño microclima rico en juncos, helechos y mentas, extremadamente diferente del resto de ecosistemas que encontramos unos metros más arriba. El agua se recoge en una balsa que después se canaliza para el riego de campos y huertos. En invierno, a temperaturas bajo cero, cada gota de agua que cae se va congelando y se forman unas impresionantes estalactitas de hielo. El Aguallueve genera un bonito valle rebosante de naturaleza que puede recorrerse entre pinos, chopos y zarzamoras, con animales autóctonos como el mirlo, el cuco y el corzo.