Existen miles de salsas en el mundo, pero quizás ninguna sea tan conocida como el kétchup. Lejos de ser un condimento de la comida moderna, este producto lleva presente en la alimentación cientos de años y tiene su origen en una salsa china llamada ke-tsiap.
Para conocer el origen del kétchup debemos viajar a China y situarnos en torno al año 1690. Allí se producía una salsa llamada ke-tsiap con la que se condimentaban pescados y carnes, pero a diferencia del actual, no contenía en sus ingredientes el tomate. Según el Diccionario de la Real Academia Española, el origen del término es oriental y significa “salsa de pescado en escabeche”. Gracias al comercio británico, el ke-tsiap comenzó a llegar a tierras inglesas en el siglo XVIII y, más tarde, a variar en su composición. En 1727 aparece en un libro de recetas por primera vez bajo el nombre de “cátchup” para, posteriormente, pasar al definitivo “kétchup”.
El uso del tomate para crear kétchup fue una innovación norteamericana, y la primera vez que fue publicada una receta con esta fruta fue en 1812, por James Mease. Luego en 1850 se embotelló la primera botella de kétchup para la venta. Pero fue en 1876 cuando F. & J. Heinz lanzó al mercado su propia versión del kétchup, bajo el slogan de: “Bendito alivio para las madres y otras mujeres dentro del hogar”, en alusión al tedioso procedimiento que requería su elaboración, sobre todo si se quería hacer de forma casera.
Antes de la receta de Heinz, el kétchup de tomate era aguado y bastante líquido, debido a que se utilizaban muchos tomates inmaduros que eran bajos en pectina. Pero luego, Heinz descubrió que usando tomates maduros, vinagre, sal y azúcar, lograba en una misma salsa sabores dulces, salados y ácidos, tal cual como la conocemos hoy.