Es la celebración generalizada de origen pagano o profano más viva que existe en la actualidad en medio mundo. El Carnaval goza de una gran popularidad siendo una de las fiestas con las que más disfruta la gente no solo de España, sino también de muchos países de Europa y del centro y sur del continente americano. Con el transcurso de los años y teniendo en cuenta las particularidades y costumbres, e incluso el clima, de cada zona, estas fiestas han dejado y están dejando un poso cultural importante del lugar en el que se asientan, que incluso se protege en museos o exposiciones donde se exhiben disfraces, máscaras, canciones y coreografías como auténticos tesoros de la idiosincrasia e identidades autóctonas de un pueblo.

Actuación de Los Fusionaos de Argamasilla de Alba.

Aunque el Carnaval puede estudiarse desde muchos y diferentes puntos de vista como el lúdico o festivo, el artístico, su expresión plástica o dramática, su aspecto social, comercial, turístico, etcétera, es ineludible su carácter cultural al erigirse en una de las fiestas populares más importantes del año para muchos municipios, caracterizada, según el etnomusicólogo estudioso del carnaval, Antonio Vallejo Cisneros, por un ambiente de permisividad, el uso de disfraces que permiten el anonimato y con mucha fiesta en la calle, mascaradas, comparsas, desfiles, bailes y grupos que lanzan graciosas coplas -pero que muchas veces encierran una gran crítica social que ridiculiza a gobernantes, clases pudientes o clero- haciendo sonar todo tipo de instrumentos musicales rítmicos, melódicos o armónicos.

Para Ángel Martín Fontecha, otro estudioso del carnaval e impulsor y defensor del de Herencia, declarado de Interés Turístico Nacional, el Carnaval es una de las fiestas principales y generalizadas de la sociedad occidental que, a diferencia de la Semana Santa o la Navidad, es de origen profano o pagano. Se refiere Martín Fontecha a la ciencia de la antropología cuando advierte que el origen de esta fiesta hay que buscarlo en lo más profundo de la naturaleza del ser humano, “el individuo, adormecido por el letargo invernal, necesita revitalizarse mediante rituales que han ido evolucionando hasta nuestros días, entre otros, los joaldunaklos de origen celta, los lupercales romanos o los introitos galegos”.

Vallejo, por su parte, menciona como posible origen aquellas saturnales del Imperio Romano o bacanales griegas, añadiendo que también hay investigadores que ven los orígenes de esta celebración en la cultura sumeria y el antiguo Egipto, hace más de cinco mil años. Después, con la caída del imperio romano de Occidente, se alteraron las costumbres, mas no obstante, aquellas celebraciones se recuperaron y extendieron durante la Edad Media, primero por la Península Itálica y posteriormente por el resto de Europa, y llevado a América en el siglo XVI por navegantes y conquistadores españoles y portugueses, donde esta celebración se enriqueció notablemente con influencias de algunas manifestaciones festivas prehispánicas y otras de origen afroamericano, comenta Vallejo. Aunque en un principio el Carnaval se vinculaba a la llegada de la luz y el resurgimiento de la vida, manifestándose en celebraciones de carácter burlesco, con máscaras, disfraces y danzas, el cristianismo asoció esta fiesta con la Cuaresma, tiempo de penitencia, sacrificio, ayuno y abstinencia de comer carne en determinados días. El martes de Carnaval, víspera del miércoles de ceniza, eran frecuentes los banquetes y excesos; al día siguiente, en muchos lugares se celebraba ‘el día de la sardina’ haciendo una parodia burlesca dirigida a representantes del clero. Hubo épocas en las que la Iglesia sacaba al Santísimo durante el carnaval para adoración de los fieles y como desagravio por los posibles pecados de esos días.

Desfile de Burleta en Criptana.

Tantos carnavales como idiosincrasias
Las influencias culturales de cada pueblo o rincón del mundo, el propio carácter de sus gentes e incluso la climatología, indica Antonio Vallejo, han hecho carnavales muy diferentes entre sí, conservando en común la alegría mundana, el aire festivo, participativo y transgresor, la máscara, el disfraz, los desfiles… Podemos advertir incluso, como señala Martín Fontecha, que existen tantas formas de celebraciones carnavalescas como diferentes idiosincrasias. En muchos puntos se han mantenido unas peculiaridades que les hacen destacar incluso de localidades vecinas. Es reseñable además que en muchos lugares el carnaval se ha visto encubierto de figuras relacionadas con la religión católica, que explicaría la relación de esta fiesta con las Cofradías de Ánimas, haciéndose patente la dualidad religiosa-carnal.

Sin salir de España, existen notables disparidades, indica Antonio Vallejo, por ejemplo entre el Carnaval de Cádiz, cuya alma se retrata en el fino humor de sus gentes, la peculiar manera de cantar sus atrevidas coplas acompañadas de instrumentos musicales muy concretos, a la particularidad de un carnaval rural, de Navarra, Galicia o el Carnaval de Miguelturra, en la provincia de Ciudad Real, donde su singular seña de identidad es la ‘máscara callejera’ que, ataviada con lo primero que encuentra en el baúl de la abuela, sale a la calle con una careta improvisada (en ocasiones un simple trapo con agujeros) y, con su chillido característico, mudando la voz, se dirige al primer transeúnte con la frase: “¿A que no me conoces?” para seguidamente liar la madeja divirtiendo al transeúnte y al personal que se arremolina en su entorno.

Muchos otros enclaves de nuestra geografía tienen un carnaval muy característico como Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas, Badajoz, Águilas (Murcia), amén de muchísimas localidades rurales, citando también las de nuestra provincia como Herencia, con su figura del Perlé, Almadén o la mencionada Miguelturra.

 

Carnaval de Pedro Muñoz.

Todas son especificidades, algunas cuasi perdidas, de un incipiente carnaval original, que contribuyen a construir/reforzar tanto la imagen exterior de la población que lo celebra como la identidad local, según expresa Javier Marcos, del Departamento de Psicología y Antropología de la Universidad de Extremadura en su artículo ‘Los carnavales como bienes culturales intangibles’.

En el mundo, dos carnavales muy contrapuestos pero con una gran simbología son los celebrados en Venecia (Italia) y Río de Janeiro (Brasil). Del primero existe documentación que data sus inicios en 1296 cuando el Senado de la República establece día festivo la jornada previa a la Cuaresma. La mascarada, explica Vallejo, luce bellos trajes y peinados de época del siglo XVII y elabora caretas algo inexpresivas. También es característica la celebración de románticas cenas y bailes de máscaras así como conciertos en enclaves históricos en los que se cantan famosas arias, con un acompañamiento orquestal en el que los músicos visten con trajes venecianos de inspiración dieciochesca.

En Brasil, sin embargo, el carnaval toma otro cariz bien distinto, principalmente por el clima, el carácter de la gente carioca, la música y la samba. Las diferentes escuelas de samba compiten con frenéticos bailes y danzas acompañados por todo tipo de instrumentos musicales, sobre todo membranófonos, y muchos otros de la familia de la percusión. Hoy en día está considerado el carnaval más famoso del mundo.

La pervivencia y alta popularidad de estas fiestas en cualquier punto del mundo donde se instalaron en algún momento de la historia se debe, en opinión de Antonio Vallejo, a la permisividad que conlleva, como decíamos antes, donde la crítica y la transgresión están permitidas, el uso de la máscara, la música, el baile, la diversión… “Para muchos el Carnaval es una especie de terapia, al poder representar durante esos días, a través de un disfraz, un papel distinto al que obliga la rutina diaria el resto del año”, puntualiza.

El carnaval hoy día
En los últimos tiempos, el Carnaval ha adquirido más esplendor si cabe con el gran trabajo realizado en el diseño y confección de trajes o material complementario; en la organización de peñas con complejas y numerosas agrupaciones humanas, y en distintos tipos de eventos como desfiles de carrozas y comparsas de espectaculares danzas y moderna tecnología en los efectos de luminotecnia, sonido, etc. Hay una tendencia generalizada hacia el espectáculo de masas para atraer, quizá, al mayor número de turistas posible. Y ese esfuerzo y ahínco en la mejora del carnaval es recompensada con el respaldo oficial que conlleva la Declaración de Interés Turístico. En este sentido, es reseñable que el primer Carnaval de Castilla-La Mancha declarado Fiesta de Interés Turístico Regional fue el de Miguelturra en 1983, seguido por Herencia que, además, ha sido declarado hace unos meses Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Una instantánea del Carnaval de Herencia.

En este sentido, también Martín Fontecha se refiere al carnaval como esa fiesta que abre fronteras y aúna inquietudes festivas entre pueblos vecinos por ese gran trabajo realizado por peñas, asociaciones y grupos que se desplazan de localidad en localidad compartiendo sus quehaceres festivos con miles y miles de personas que no quieren perderse el desfile carnavalero por nada del mundo para criticar, comentar y, la mayoría de las veces, admirar la fantasía de los trajes, la imaginación del colorido, el montaje de carrozas y la escenografía, en definitiva, el gran trabajo de cientos de personas.

Pese a todo, para este experto, si algo hay importante en el carnaval, culturalmente hablando, es el hecho de que une rasgos tradicionales e históricos, que se remontan siglos atrás, con otros caracteres modernos propios de la sociedad actual, lo que permite disfrutar en un mismo desfile de máscaras callejeras junto a suntuosos trajes venecianos o majestuosos montajes de carrozas.
Asimismo, para el antropólogo Javier Marcos, es importante la gran adaptación de fiestas como el carnaval a los tiempos modernos de globalización, racionalidad, secularización y uniformidad cultural, “todos estos embates no han podido con la fiesta, resistiendo a esa homogeneización con la resignificación y refuncionalización al objeto de preservar la tradición”, “la polisemia y su gran capacidad de adaptarse al cambio social han sido sus principales baluartes”.

Herencia cultural
Hablábamos al principio de que es una fiesta muy viva y con un futuro esperanzador merced a la continua y multitudinaria participación de los niños en desfiles infantiles, promovidos muchas veces por los colegios, que sirven de cantera para futuros jóvenes y mayores amantes de esta conmemoración. En este sentido, el antropólogo Javier Marcos advierte de la importancia de transmitir esta herencia cultural a las nuevas generaciones, dentro de la lógica evolución de esta expresión, “creo que como otros aspectos relevantes y significativos del patrimonio inmaterial fiestas como las del carnaval debieran considerarse en el sistema educativo, dado que encarnan formas de vida vivas de la comunidad en las que se dan y generan un sentimiento vivo de continuidad así como mediante su divulgación vía organizaciones culturales y educativas”. Para dicho antropólogo, la inclusión del carnaval y otras fiestas en el currículo educativo contribuirían a su preservación, la conservación de un bien cultural intangible, unido también a elementos materiales como imágenes y símbolos, disfraces, instrumentos, etc.

La música y el carnaval
El carnaval no se concibe sin la música, es un ingrediente esencial. Pero ambos campos se retroalimentan a la perfección, formando parte la música de los desfiles y eventos carnavaleros pero también el carnaval lo encontramos en la obra de grandes músicos.

 

Carnaval de Argamasilla de Alba.

Del primer apartado, cabe mencionar las batucadas y samba; los “carnavalitos”, músicas y danzas del altiplano americano en países como Argentina o Bolivia; o la música más selecta del carnaval veneciano.

En España se van arraigando las batucadas, agrupaciones instrumentales de entre quince a veinte músicos con instrumentos de percusión básicamente, así como charangas, que son agrupaciones de diez a doce músicos que se valen de instrumentos de viento-metal y percusión. No obstante, estas, probablemente por motivos económicos, poco a poco se van sustituyendo por música grabada reproducida con equipos sonoros móviles de alta potencia. También son conocidas las ‘estudiantinas’ o agrupaciones de pulso y púa. En Cádiz son famosas sus chirigotas, comparsas, cuartetos y coros.

Además, el carnaval está presente en la música de grandes compositores y llevados a grandes auditorios, Antonio Vallejo menciona ‘El carnaval de los animales’ de Camille Saint-Saëns, composición que intenta acercar la música clásica a los más jóvenes; su creador se vale de instrumentos orquestales y disfraza su expresión como si fuese el león, la tortuga, el elefante… en un discurso cargado de humor. También Schumann en ‘Carnaval. Scènes mignonnes sur quatre notes’ es capaz de llevar al escuchante a un baile de máscaras en el que presenta a compositores tan ilustres como Paganini o Chopin.

Herencia… de Interés Turístico Nacional

Los Pelendengues en el Teatro Falla de Cádiz en 2013.

Hace tan sólo unos meses que el Carnaval de Herencia ha sido declarado de interés turístico nacional, exactamente 30 años después de que le hubiese sido notificado su carácter de interés turístico regional. Este galardón, según estipula la ley correspondiente, “se otorgará a aquellas fiestas o acontecimientos que supongan manifestaciones de valores culturales y de tradición popular, con especial consideración a sus características etnológicas y que tengan una especial importancia como atractivo turístico”.

Como herenciano y amante de la fiesta del Carnaval, a título personal, considero que Herencia merece el nombramiento recibido. No en vano su peculiar Carnaval es una manifestación cultural y un exponente indudable de una tradición heredada de generaciones anteriores. No hay que olvidar que ya en 1770 nos encontramos con una Mención de la especial singularidad del Carnaval de Herencia en el Memorial del Consejo de Castilla; es decir, que lo de hacer distinciones a los méritos del carnaval herenciano ya viene de largo.

Sus figuras representativas: las Deseosas, Perlé, las Jinetas (a modo de mayordomía representando a los gremios), el Ofertorio, su relación secular con la Cofradía de Ánimas…, manifiestan, sin duda, un interés antropológico del que se han hecho eco numerosos estudios etnográficos a lo largo de décadas.

Recuerdo como hace treinta años, al recibir el Carnaval de Herencia la declaración de Interés Turístico Regional, nos preguntábamos los herencianos en qué manera iba a influir en nuestra fiesta. En estos momentos, nuevamente las mismas preguntas son motivo de conversación entre unos y otros: que si la repercusión favorecerá que venga más gente, que si aparecerán más alicientes económicos, que si podremos afrontar las expectativas que hemos generado…

Como ha pasado en estas tres últimas décadas, el denuedo que los herencianos muestran en la organización de su fiesta nos debe hacer mirar con ilusión al futuro. Y como se manifiesta de un tiempo a esta parte, además de la importancia de la declaración oficial, lo importantes es el carácter de Interés Emocional que se transpira en la localidad. No nos debe asustar el reto y al divertimento propio de estas fechas debemos añadirle el esfuerzo por mantener esa vertiente cultural que hemos heredado de tantas generaciones pasadas. Por supuesto, el auge del carnaval herenciano es paralelo al impulso que en los últimos años están teniendo tantos carnavales de la comarca, por lo que creo es necesario empezar a tender puentes entre pueblos con tradición carnavalera para una actuación conjunta de salvaguarda de los carnavales manchegos. (Texto: Ángel Martín Fontecha)

Texto : Ayer&hoy en colaboración con Antonio Vallejo y Ángel Martín Fontecha

Fotos: Ayuntamientos de Argamasilla de Alba, Campo de Criptana y Pedro Muñoz; estudio de fotografía Ángel&Gema de Herencia