La ciudad de Estambul (antigua Constantinopla y posteriormente Bizancio) es la población más grande de Turquía, pese a no ser la capital, y entra en la lista de las ciudades que uno debe visitar obligatoriamente antes de morir, junto con París y Roma. Está asentada sobre dos continentes, Europa y Asia, dividida en dos por el estrecho del Bósforo, y rodeada por dos mares, el de Mármara y el Mar Negro. El Cuerno de Oro divide, a su vez, la parte europea, en la ciudad vieja y la ciudad nueva. El recuerdo de los imperios romano, bizantino y otomano surge en monumentos, palacios, mezquitas, fuentes, cisternas. En palabras de Orhan Pamuk: “En Estambul los monumentos históricos no son cosas que se protejan como si estuvieran en un museo, que se expongan, ni de las que se presuma con orgullo. Simplemente, se vive entre ellos.” Entre sus monumentos de visita obligada debemos mencionar los tres siguientes:
La Basílica de Santa Sofía es el más emblemático de sus monumentos y del arte universal. Esta joya del arte bizantino fue construida entre los años 532 y 537 como basílica, aunque a lo largo de su historia ha ido variando su cometido como templo religioso. En realidad, fue la catedral más grande del mundo durante más de 1.000 años, con una imponente cúpula de 30 m de diámetro. Fue construida por el emperador Justiniano y consagrado como iglesia, aunque acabó siendo convertido en una mezquita por Mehmed II el Conquistador en el año 1453. Finalmente, fue declarado un museo por Atatürk en 1934 por su importancia histórica.
La Mezquita Azul es una de las mezquitas más impresionantes de Estambul y una de las más admiradas por los turistas… Fue construida a principios del siglo XVII y aunque su nombre original es Mezquita de Sultanahmet, recibe el nombre de Mezquita Azul por las numerosas baldosas y azulejos de color azulado que revisten su interior. Se trata de la única mezquita en todo Estambul que tiene un total de 6 minaretes. Desde el patio se pueden ver perfectamente sus cúpulas y semicúpulas, de las cuales, la central se alza a 43 metros del suelo.
El Palacio Topkapi fue una antigua residencia del sultán y su familia, la sede del gobierno y el tesoro imperial. Construido en el siglo XV durante el período otomano, también incluía un harén, los archivos imperiales y la casa de la moneda. Fue convertido en museo después del establecimiento de la República y en la actualidad es uno de los lugares más visitados de todo Estambul, por lo que para acceder a sus palacios y patios que se van sucediendo a través de un conjunto de puertas imperiales, suelen formarse largas colas.
No debemos olvidarnos, ya fuera de la parte monumental, de visitar los mercados y bazares, el lugar perfecto para mirar la ciudad desde la perspectiva más auténtica y tradicional. Cuenta con dos bazares fundamentales: el Gran Bazar y el Bazar de las Especias.
Delicias turcas
La carne es el producto estrella en Estambul, no obstante, al formar parte de dos continentes separados por el estrecho del Bósforo, se puede encontrar mucho pescado. Entre sus platos estrella podemos recomendar los siguientes.
Mazorcas de maíz.- Existen numerosos puestos ambulantes que venden mazorcas de maíz cocinadas con sal o a la plancha. Es un plato sencillo, pero delicioso. Además, son muy baratas.
Simit.- Es una de las comidas callejeras más conocidas. Es un tipo de pan sumergido en ajonjolí y horneado y se suele acompañar con un poco de té. Muchos puestos los venden con chocolate por dentro.
Kebab.- El kebab es uno de los platos de carne más típicos de Estambul que se vende en puestos ambulantes con carne de pollo o cordero, sirviéndolo con pepinillos, lechuga, y un vaso de Ayran, que es una bebida de yogur de consistencia líquida parecida a un batido con yogur cremoso, agua y sal.
Delicias turcas.- Son una de las especialidades más típicas de la región. Son pequeños cubos gelatinosos y dulces elaborados a base de azúcar, ralladura de naranja, limón, zumos, agua de rosas y gelatina. Los hay que incorporan sabores de todo tipo, como por ejemplo granada y pistachos, leche y frutos secos, o simplemente frutos secos y gelatina.