Francisco Javier Morales Hervás / Doctor en Historia

Aunque tras la invasión napoleónica la mayor parte de la población española combatió a las tropas francesas y defendió la legitimidad de Fernando VII como rey de España, hubo un pequeño porcentaje de españoles, normalmente personas ilustradas, que apoyaron a Napoleón al considerar que era la mejor forma para acabar con el Antiguo Régimen. Estas personas recibieron el calificativo de “afrancesados” y también los podemos encontrar en nuestro ámbito provincial.

Napoleón convocó en Bayona una asamblea, formada básicamente por ilustrados españoles, cuya principal misión era aprobar un Estatuto, una especie de constitución, que el emperador quería “otorgar” a los españoles. Entre los miembros de esta asamblea, que inició sus sesiones el 15 de junio de 1808, se encontraba un representante del ayuntamiento de Ciudad Real, concretamente Salvador Jiménez Coronado. Cuando la ocupación francesa empezó a consolidarse a partir de la primavera de 1809, José Bonaparte inició la configuración de una nueva estructura administrativa, creando la prefectura de La Mancha, que, en líneas generales, venía a coincidir con nuestro actual territorio provincial. La capital de esta prefectura se estableció desde finales de 1809 hasta enero de 1810 en Almagro y desde esa fecha hasta junio de 1812 se trasladó a Manzanares, para controlar mejor el Camino Real de Madrid a Andalucía.

Los miembros de las Juntas constituidas en nuestro ámbito provincial que, de alguna manera, asumieron la representación del pueblo opuesto a la monarquía de José Bonaparte, no siempre tuvieron un comportamiento ejemplar. En este sentido resulta ilustrativo recordar que los componentes de la Junta de Ciudad Real huyeron a Almodóvar del Campo cuando el 29 de junio de 1809 las tropas francesas entraron de nuevo en la capital de La Mancha, situación que se repitió el 12 de diciembre cuando los franceses entraron de nuevo en Ciudad Real, pero en esta ocasión, como las tropas francesas les siguieron hasta Almodóvar del Campo, acabarían refugiándose en Fuencaliente.

Izq.: Francisco Abad Moreno “Chaleco”, famoso guerrillero natural de Valdepeñas. Centro: José I Bonaparte, rey de España desde el 6 de junio de 1808 al 11 de diciembre de 1813. Dcha.: Enfrentamiento entre civiles españoles y soldados franceses en la Guerra de la Independencia. Dibujo de Francisco de Goya “Los desastres de la guerra”.

Frente a aquellos que o bien no mostraron actitudes muy valerosas o bien optaron por colaborar con el invasor francés, encontramos a los que se dedicaron de forma bastante activa a combatir a los franceses, en muchos casos formando parte de partidas guerrilleras. Uno de los guerrilleros más conocidos y cuyas acciones tuvieron mayor repercusión fue Francisco Abad Moreno “Chaleco”, natural de Valdepeñas, localidad en la que combatió durante el enfrentamiento que se libró contra los franceses el 6 de junio de 1808. Tras este hecho, huyó hacia tierras toledanas donde colaboró con diversos grupos guerrilleros hasta que formó el suyo propio en 1810, que fue de los más activos en nuestra provincia, llegando a provocar, según algunas fuentes, unas 1.400 bajas entre los franceses, hasta que en 1812 se integró en el ejército regular, recibiendo del general Castaños el nombramiento de coronel. Junto a “Chaleco” combatieron otros dos valdepeñeros que también acabarían integrándose en el ejército regular: Juan Toledo, que acabaría la guerra como capitán, y Juan Bacas, que al final de la contienda logró el grado de sargento mayor. Otro de los guerrilleros que tuvo bastante protagonismo en nuestra tierra fue Ventura Jiménez, que formó una partida guerrillera en la zona de los montes de Toledo, pero que durante 1810 tuvo destacadas actuaciones en diversos puntos de nuestra actual provincia como Alcolea de Calatrava, Puertollano, Miguelturra y Ciudad Real, aunque su actividad finalizó a mediados de junio de 1810 tras ser herido mortalmente en una escaramuza producida en la provincia de Toledo. De la partida de Ventura Jiménez formaba parte otro conocido guerrillero, Manuel Adame “El Locho”, natural de Ciudad Real, que destacó por su valor y audacia y que acabaría la guerra con el grado de alférez. Debemos destacar que entre los guerrilleros también hubo algunas valerosas mujeres, como la santera de la ermita de Nuestra Señora de la Consolación, conocida como “la Fraila”, que en mayo de 1811 hizo explotar un polvorín contra los franceses, inmolándose en dicha acción.

De forma paralela a las acciones militares, un grupo de españoles reunidos en Cádiz elaboró la primera Constitución Española. Entre ellos figuran dos diputados vinculados con nuestra provincia: Juan Antonio de Santa María, presbítero de Valdepeñas, y Ramón Giraldo y Arquellada, natural de Villanueva de los Infantes, que llegó a presidir las Cortes de Cádiz entre agosto y septiembre de 1811.