Hugo Camacho de la Riva, nacido en Alcázar de San Juan el 3 de julio de 1987, ha desarrollado una dilatada experiencia como narrador audiovisual, dirigiendo, escribiendo y produciendo numerosas campañas de publicidad y proyectos de televisión y de cine. Sus reconocimientos se hallan por todo el mundo en festivales nacionales e internacionales como Hungría, Estados Unidos, India, Francia, Taiwan, Canadá, Irlanda, México, Argentina, etc., con decenas de premios cinematográficos. El pasado 18 de julio presentó en su ciudad natal, su séptimo cortometraje, “Mañana volveré”, que continúa con el recorrido de menciones y premios de los trabajos anteriores: El Abducido” (2008), “Blondi, el perro de Hitler” (2012). “Campeón” (2015), “Tarde de pesca” (2017), “Sancho” (2019) y “Mira” (2021).

“Es importante contar con grandes dosis de ingenio que compensen la falta de recursos”

Pregunta.- ¿En qué momento te diste cuenta de que el mundo del cine era tu camino, tu necesidad vital?
Respuesta.-
Recuerdo con precisión el momento cuando decidí que quería llegar a ser director de cine. Era mi primer año de bachillerato y me di cuenta que, de alguna manera, era algo que ya llevaba haciendo toda la vida; inventando historias, contándolas de la manera más impactante posible e intentando provocar una reacción en el público. La mayoría de las veces lo hacía con los amigos del barrio, a quienes escondía mapas dibujados de la forma más convincente posible, o colocaba muñecos hechos de plastilina, en almacenes abandonados, que simulasen el cuerpo sin vida de un extraterrestre accidentado. Esa era mi vocación, inventar y transmitir historias, todo aún sin una cámara delante, claro.


P.- ¿Cuáles son las mayores dificultades que un amante del cine se puede encontrar para desarrollar su vocación?
R.-
Sin duda los recursos económicos. En el cine todo cuesta demasiado dinero, desde la propia formación, con las escuelas de cine, hasta si te lanzas a la piscina y quieres auto-producir una obra. Cámara, luces, vestuario, desplazamientos, alquileres, distribución… por muy básico que pretendas plantear un proyecto el coste económico que conlleva es grande. Por eso es importante contar con grandes dosis de ingenio que compensen la falta de recursos. Lo que al final el público valorará no es cómo o con qué está hecho, sino si la historia le llega o no le llega.


P.- ¿Qué consejos darías a los jóvenes que quieren dedicarse profesionalmente a cualquier profesión relacionada con el mundo del cine?
R.-
Yo no tuve ocasión de estudiar cine. Aprendí a mi manera viendo películas una y otra vez. También he escrito y rodado todo lo que he podido, con los recursos que he tenido a mi alcance en cada momento, haciendo de cada experiencia una lección (confieso que alguna bastante dolorosa) pero al final estoy contento con mi camino. Ese es el mejor consejo que creo que se puede dar: si es tu camino, no dudes en hacerlo e intentar sentirte orgulloso de él. Trabajar y vivir del audiovisual no es fácil y da poca seguridad, pero si es lo que te pide el cuerpo y te gusta de verdad no se puede evitar. No hay mucho que decidir ahí.


P.- ¿Y qué nos puedes decir del último trabajo, el cortometraje “Mañana Volveré? ¿Cómo ha sido la acogida en festivales?
R.-
Pocas semanas antes de comenzar con la distribución, tenía mis reservas de cómo sería acogido por el público y en los festivales. En realidad, es algo bastante normal dentro del proceso creativo. Sólo que en este caso hemos querido rizar el rizo, una historia que en poco más de diez minutos intenta hacer un recorrido emocional completo, pasando por varios géneros muy diferentes entre sí. No es algo habitual en el cine pero sí en casi todo lo que he rodado. Y la verdad que “Mañana volveré” está funcionando muy bien. Estamos recibiendo muchos premios del público, que para mí es el premio más importante que se puede obtener, además de selecciones oficiales en muchos y prestigiosos festivales nacionales e internacionales. Nos quedan por delante aún muchos meses de noticias y estamos agradecidos con lo conseguido hasta ahora.


P.- ¿Cómo compaginas el crear tus propios cortos y moverlos por diferentes festivales nacionales e internacionales?
R.-
Cuando empecé a hacer cortometrajes yo mismo me encargaba de investigar y enviarlo a festivales, me hacía grandes listas para tener el máximo número posible de certámenes controlados. Con el paso de los años, a medida que los trabajos ganaban envergadura, comencé a trabajar con distribuidoras, mucho más profesionales que se encargan de todas las gestiones.


P.- En tus cortos te gusta rodearte de gente de nuestra comarca, en diferentes campos, para llevar a buen puerto tus proyectos. ¿Qué obtienes con esa confianza con los profesionales de aquí?
R.-
Bueno es una decisión muy natural, no sujeta a reflexiones profundas, simplemente hago lo que me hubiese gustado que me hubiera pasado a mí, que alguien desarrollara algún proyecto en Alcázar o en la zona y contase conmigo, y por eso me gusta contar con gente de mi entorno, de mi tierra. Además, con muchos de ellos me unía ya una amistad, y con los que eran desconocidos al final acaba surgiendo el afecto. Desarrollar un proyecto es tan sumamente intenso que al final la convivencia y el compadreo nos unen mucho y además es la base para que formemos un equipo con el que afrontar futuras ideas y propuestas profesionales.


P.- ¿Puedes adelantarnos algo de tus próximos proyectos? y, ¿tienes en mente adentrarte en el mundo del largometraje?
R.-
Siempre hay varias historias sobre la mesa o dando vueltas por la cabeza. Es difícil planear o identificar el mejor momento para llevarlas a cabo, por eso lo mejor que uno puede hacer es dejarse llevar y escuchar a la intuición. El cortometraje es un formato muy atractivo que, por fortuna, cada vez más gente lo ve. Se está popularizando a pasos agigantados, quizá por lo conveniente de su corta duración en un mundo con cada vez menos tiempo para nada. Estamos viviendo la edad dorada de este formato, con miles de producciones todos los años. Pero el paso al largometraje es un camino que persigo por el que llevo trabajando muchos años. Hoy por hoy me encuentro más cerca que nunca de poder cumplir el sueño, por eso hay que estar dispuesto a seguir dando lo mejor que uno tiene.


P.- Cómo despedida, ¿cuáles son tus referentes en el mundo del cine?
R.-
Mi pasión por el cine despertó siendo yo niño, en ese sentido las producciones de Steven Spielberg me han marcado de una manera profunda y especial a nivel personal y profesional. Con el paso de los años he ido descubriendo otras maneras de mirar y de contar, con grandes genios de la historia del cine. Billy Wilder me gusta muchísimo, por ejemplo, pero también Charles Chaplin, Martin Scorsese, Alfred Hitchcock, Luís Berlanga, Clint Eastwood, Robert Zemeckis, Ridley Scott, Sergio Leone, Quentin Tarantino… la lista es, afortunadamente, larga y variada y sigue creciendo con nuevos directores como Damien Chazelle, Denis Villeneuve, Bong Joon-Ho… el cine es un lugar tan extenso como maravilloso para perderse.

Texto y Fotos: Ángel Martín-Fontecha