París es una ciudad que parece diseñada para el disfrute del viajero. Sus calles, plazas, edificios, jardines y monumentos parecen ideados para que cualquier persona que visite la ciudad desee volver.

Visitar la torre Eiffel, el arco del Triunfo o la catedral de Notre Dame, acudir a un espectáculo de cabaret en el mítico Moulin Rouge, o bien pasear por algunos de los barrios más pintorescos de la ciudad como Montmartre o Montparnasse, son algunas de las experiencias que todo el mundo debería tener la ocasión de disfrutar.

Cualquier excusa es buena para viajar a París, tanto por su cercanía con España, como el precio de los vuelos de bajo coste. Y si tenéis niños, ¿por qué no regalarles un viaje a Disneyland?

París, además de ser un museo al aire libre, ofrece innumerables lugares para visitar y rincones para perderse. Te presentamos dos visitas imprescindibles en París.

La Torre Eiffel.– Se trata de una construcción de hierro de 300 metros de altura que fue levantada para la Exposición Universal de París de 1889. Actualmente constituye el símbolo más representativo de París. Es el monumento más visitado del mundo con más de 7 millones de visitantes anuales. Excepto para aquellos que sufran de vértigo, subir a la Torre Eiffel es una experiencia única prácticamente obligatoria para todos los visitantes. Es posible acceder a la torre tanto en ascensor como por las escaleras, aunque antes de decidirse por la segunda opción es necesario saber que se trata de 1.665 escalones.

Utilizando las escaleras sólo es posible acceder hasta las dos primeras plantas de la torre. Aunque el precio de subir por las escaleras es algo más bajo, a no ser que se trate de un reto la diferencia no merece la pena.

Los mejores momentos para subir a la torre son la primera hora de la mañana, cuando aún no se han formado interminables colas, o bien al anochecer para disfrutar de la ciudad de las luces en todo su esplendor.

Notre Dame.- Construida entre 1163 y 1245 en la Île de la Cité, la catedral de Notre Dame es una de las catedrales góticas más antiguas del mundo. En sus ocho siglos de historia Notre Dame ha sido reformada en varias ocasiones, siendo la más importante la de mediados del siglo XIX. En ella se han celebrado importantes acontecimientos, entre los que cabría destacar la coronación de Napoleón Bonaparte, la beatificación de Juana de Arco y la coronación de Enrique VI de Inglaterra.

Notre Dame tiene dos torres de 69 metros en su fachada. Accediendo a la parte superior de las torres, además de apreciar las fantásticas vistas, podréis visitar el campanario en el que vivió el mítico Jorobado de Notre Dame y ver de cerca las múltiples gárgolas. Para visitar las torres se accede a través de la entrada del lateral izquierdo de la catedral y se suben 387 empinados escalones a pie, ya que Notre Dame no dispone de ascensor. La mejor opción es madrugar y llegar antes de las 10 de la mañana para ser de los primeros en la cola que puede durar más de dos horas.

De visita obligada: Museo del Louvre

Inaugurado a finales del siglo XVIII, el Museo del Louvre es el museo más importante de Francia y uno de los más visitados del mundo. Actualmente recibe más de ocho millones de visitantes cada año.

Formado a partir de las colecciones de la monarquía francesa y las expoliaciones realizadas durante el imperio
Napoleónico, el Louvre abrió sus puertas en 1793 mostrando un nuevo modelo de museo, que pasaba de las manos de las clases dirigentes al disfrute del público general. La colección del Louvre comprende cerca de 300.000 obras anteriores a 1948, de las que se exponen aproximadamente 35.000.

La inmensa colección está organizada de forma temática en diferentes departamentos: antigüedades orientales, antigüedades egipcias, antigüedades griegas, romanas y etruscas, historia del Louvre y el Louvre medieval, pintura, escultura, objetos de arte, artes gráficas y arte del Islam.

Entre las pinturas más importantes merece destacar las siguientes:

• La Gioconda de Leonardo da Vinci.
• La Libertad Guiando al Pueblo de Delacroix.
• Las Bodas de Caná de Veronés.

Entre las esculturas las más sobresalientes son:

• La Venus de Milo de la Antigua Grecia.
• El escriba sentado de Egipto.
• La Victoria Alada de Samotracia del periodo Helenístico de la Antigua Grecia.