El novelista español Pío Baroja (1872-1956) se encontraba una mañana en un café junto a un hombre que leía muy atento el periódico. Sin una palabra previa, el desconocido comentó:
-Da gusto ver publicado en los periódicos lo que uno escribe, ¿verdad?
-Es verdad. ¿Hay algún artículo suyo?- le preguntó Baroja.
-No. Es que he puesto un aviso en el que vendo media tonelada de castañas.