El Centro Canino Clan Ferona lleva 28 años seleccionando y criando cachorros únicos, siendo especialistas en las razas de Bichón Maltés Americano y Yorkshire exóticos. Situando en Fuentes de Andalucía (Sevilla), desde el primer momento su principal objetivo ha sido el de criar a estos pequeños para un bien social. ¿Qué significa esto? Pues como nos cuenta su gerente, Manuel Fernández Navarro, además de contar con clientes de toda índole, “nuestro objetivo principal es ayudar a personas con depresiones, niños con alguna fobia, niños especiales que necesiten ayuda debido a un problema médico, emocional o de aprendizaje, etc., pues, el contar con alguno de nuestros pequeños, es un beneficio para todas estas personas”.

Desde muy pequeños estos cachorros son preparados para que hagan sus necesidades en su sitio, les enseñan a no ladrar, les realizan pruebas de inteligencia y los mantienen activos para que cuando lleguen a casa de esa persona que los adquiere todo sea más fácil. Asimismo, este tipo de razas son totalmente hipoalergénicas, es decir, no dan ningún tipo de alergias, incluso en personas de grado 5 o 6, ya que su pH es el más parecido al del humano. Es más, cuando son adultos llegan a tener la capacidad de aprendizaje de un niño de 5 o 6 años además de ser muy versátiles al ser tan pequeños para poder llevarlos a cualquier sito.

Debido a la pandemia que estamos sufriendo, la demanda de estos cachorros aumento en los meses de confinamiento, ya que muchas personas, ya sea porque viven en pisos pequeños o el estrés de la situación que deriva a su vez en depresiones, han visto en estos pequeños animalitos la forma de “evadirse” de alguna manera de esa situación para que les hagan compañía, el poder salir, el poder cuidarlos y hacerles la vida un poco más fácil. Manuel pone como ejemplo el de esas personas mayores que viven en soledad, denominado el “efecto nido”, que han estado acostumbrados a vivir en familia con sus hijos y que, “por circunstancias de la vida se van a vivir con sus parejas o se independizan”, y asimismo, dada la situación que vivimos de no poder visitar a nuestros seres queridos debido a las restricciones, “esas personas mayores ven su hogar ‘apagado’ pudiendo llegar a deprimirse”. Por lo que, añade Manuel, “el recibir a una de nuestras pequeñas mascotas, que además son sumamente inteligentes, les animan, ya que, tienen que cuidarlo, limpiarle la boquita, sacarlo a pasear… y hace que la mente se evada en cierto modo de esta situación”.

 

Asimismo, Manuel cuenta algunos casos ocurridos con niños y niñas, incluso adolescentes, con algún tipo de problema o trastorno, por ejemplo cerebral, que ocasionan que la persona tenga la mirada perdida o incluso no hable y, al estar en contacto con uno de estos pequeños caninos, “hace que se les estimulen ciertas sensaciones, aunque sea una mínima sonrisa, algo que para los padres es un rayo de luz”. Entonces, “hemos visto reacciones de muchos padres que nos cuentan como sus hijos, después de mucho tiempo, han llegado a sonreír por primera vez”.

Para concluir, Manuel hace mucho hincapié en que su centro canino no es un criadero de perros como tal o como pueden ser muchos otros, sino que, “es un centro canino especializado para contribuir en la mayor medida posible por el bien social de esas personas que lo necesitan”.