Como en el resto del país, en nuestra provincia durante la dictadura franquista, especialmente en sus primeros años, se padeció un riguroso control social y político y una dura situación económica que en territorios netamente agrarios como el nuestro resultó más evidente por el grave destrozo que padecieron muchas infraestructuras del campo, lo cual acentuaba aún más el retraso secular que el sector primario padecía en nuestras tierras. Esta situación, junto con el improductivo intento de control de la producción por parte del gobierno, sobre todo durante la etapa de la autarquía, se tradujo en carestía, hambre y miseria; además, la implantación de las cartillas de racionamiento fomentó el mercado negro, la especulación y la corrupción.
Tras la dura década de los años 40, la situación en el campo empezó a mejorar lentamente a partir de los años 50 cuando el régimen franquista comienza a salir de su casi total aislamiento internacional, lo cual favorecerá algunas mejoras en nuestro sector agrario como una tímida mecanización que, acabará provocando un proceso de despoblamiento de muchas zonas rurales al ser necesaria mucha menos mano de obra. También se produjeron algunas mejoras en infraestructuras hidráulicas con la construcción de presas y pantanos y se amplió la superficie agraria en explotación con la política fomentada por el Instituto Nacional de Colonización que impulsó la creación de nuevas poblaciones como Llanos del Caudillo, Cinco Casas, Pueblonuevo del Bullaque, Santa Quiteria, Bazán, Umbría de Fresnedas, Villalba de Calatrava, Los Mirones y Villanueva de Franco.
La actividad industrial siguió teniendo muy poca presencia en nuestra provincia, ya que ésta prácticamente quedó reducida a los tradicionales núcleos mineros de Almadén y Puertollano, especialmente en el segundo caso, donde al aprovechamiento minero del plomo y el carbón se unió la intensificación de la explotación de las pizarras bituminosas, gracias al impulso producido por la constitución en 1942 de la Empresa Nacional Calvo Sotelo (ENCASO), que creará un complejo químico para la destilación de la pizarras, que será la base de la refinería de petróleo, que empezará a funcionar en los años 60. También será en esta década, y bajo el amparo de la política de modernización de los Planes de Desarrollo, cuando se promueva la puesta en marcha de dos polígonos industriales en nuestra provincia, concretamente en Alcázar de San Juan y en Manzanares.
El régimen franquista, especialmente en su primera etapa, se apoyó en la Falange y en la Iglesia para intentar asegurarse el control sociopolítico sobre la población y difundir unas bases ideológicas en las que el tradicionalismo, la religión católica y la exaltación patriótica tendrán un singular protagonismo. Para asegurarse el éxito en este control ideológico, será clave la férrea supervisión de los perfiles de las personas que asumirán los cargos de responsabilidad política en los ayuntamientos y en la Diputación Provincial, pero también tendrá una notable importancia la “depuración” acometida en el ámbito educativo, donde numerosos maestros y profesores fueron represaliados. Además, la Falange asumió un destacado papel en la difusión de la ideología franquista a través de organizaciones como el Frente de Juventudes y la Sección Femenina.
Como en cualquier régimen autoritario, la propaganda será fundamental para fijar los mensajes que al gobierno franquista le interesaba establecer, según las circunstancias. Para ello resultó muy eficaz la labor desarrollada desde los medios de comunicación y el NODO, pero también fueron útiles las visitas que realizaron a nuestra provincia destacados dirigentes franquistas, especialmente ministros como Gómez del Llano, Cavestany, Arrese, Ruiz Giménez, Díaz Ambrona o López Rodó, entre otros, cuya presencia, además, permitía romper brevemente la monotonía en la que vivía nuestra provincia. En este sentido, las visitas que mayor impacto provocaron fueron la realizada a la capital en octubre de 1954 por la esposa del dictador, Carmen Polo, y, sobre todo, las que protagonizó el propio Franco, entre las que destacan las dos que realizó a Puertollano en 1952 y 1959, la que llevó a cabo en Almadén en 1955 y la realizada en 1966 a la capital, donde acudió para inaugurar la residencia sanitaria de “Nuestra Señora de Alarcos”. Además de estos viajes de carácter oficial, Franco realizaría frecuentes visitas privadas a nuestra provincia para cazar, especialmente en la finca “Encomienda de Mudela”.