Solidaridad con el personal sanitario

Con el comienzo del estado de alarma, y durante casi dos meses, el Hotel Ínsula Barataria ha estado a disposición del personal sanitario que tuvo que trasladarse hasta Alcázar de San Juan y no tenía donde hospedarse con motivo de la pandemia del Covid-19. Durante todo este tiempo, el personal sanitario ha tenido donde alojarse además de contar con servicio de comidas y cenas que, desde una asociación donde Pedro del San, gerente del hotel, es miembro, se les ha podido dar de comer y de cenar gracias a los voluntarios y las donaciones de la gente. “Hemos querido dar ese calor humano que ellos necesitaban para estar un poco arropados y que se sintiesen como en casa”, así lo indicaba Pedro del San. Asimismo, el hotel ha estado a disposición del ayuntamiento de la ciudad, utilizándose, a través de los servicios sociales, para algún caso específico. Igualmente, mientras ha durado el confinamiento, han ofrecido servicio de comidas a domicilio, tanto para aquellos que se lo solicitaban por encargo, como para diferentes personas mayores o sin recursos que necesitaban su ayuda.

Una vez pasado el confinamiento, y con la entrada de la fase 1, las instalaciones fueron desinfectadas de forma exhaustiva por una empresa homologada. Tras ello, el edificio estuvo totalmente cerrado durante tres días para poder abrir sus puertas con las máximas garantías. A su vez, todo el personal ha estado formándose para contar con todas las medidas de seguridad. Con ello, “pretendemos que, aunque la vuelta a la normalidad vaya lenta, sea muy segura, transmitiéndoles a nuestros clientes esa seguridad para que volvamos a retomar nuestras costumbres”, señala Pedro del San.

Asimismo, se ha retomado la actividad en su otro establecimiento, La Rantana, con todas las garantías y medidas de seguridad. “Poco a poco volveremos a la normalidad, y, Hotel Ínsula Barataria, llegará a ser otra vez el sitio de referencia donde celebrar cualquier tipo de evento, siempre con la mayor seguridad y con la legislación en la mano” concluye Pedro del San.