Este maestro de escuela ciudadrealeño es uno de los 50 mejores exploradores del mundo. La inquietud y curiosidad de Manuel José Carpintero Manzanares, ‘Carpin’, por conocer otras culturas del planeta le han llevado a poner en riesgo su vida en alguna ocasión, pero también a un conocimiento científico abrumador. Ese espíritu lo ha trasladado a su colegio, Nuestra Señora de la Paz, de Villarta de San Juan, con el proyecto ‘Pequeños exploradores’. Niños de 10 y 11 años de este pueblo manchego han podido conocer lo que jamás imaginaron que verían: las auroras boreales del Ártico o los fiordos de Noruega. Próximas expediciones a Italia y Uganda.

“Debemos vender nuestra tierra a nivel cultural y científico, tenemos gente magnífica”

Pregunta.- Tú eres una de esas 50 personas que está cambiando el mundo y que el mundo debería conocer, como reza el Explorers Club de Nueva York, de quien has recibido un premio este 2022, ¿de dónde te viene esta vena exploradora?
Respuesta.-
Lo cierto es que no lo sé, a mi padre le gustaba ir al campo, relajado, yo he sido la oveja negra de la familia… Lo que sí recuerdo es que de chiquitillo leía los cómics de Tintín, luego Indiana Jones… Al final, eso aunque parezca una tontería, te va marcando, te vuelve curioso, y la curiosidad aunque a algunos mató al gato, también despierta el interés de la ciencia, de la exploración. Ya con más edad, he leído libros como la Aventura de Nansen, o de Amundsen, Shackelton, vas profundizando en ese tipo de viajes y te engancha.


P.- Fuiste, fuisteis de los primeros del mundo en ir de una tacada al Círculo Polar Antártico coincidiendo con ese 750 aniversario de la fundación de la ciudad, en esa ruta ‘Ciudad Real de polo a polo’, pero también seguro de los primeros en llevar pisto manchego o hacer unas migas en la Antártida, ¿nadie te ha dicho que como embajador de Ciudad Real no tienes precio?
R.-
Podíamos ponerlo ya que estamos (ríe). Una de las cosas que más rabia me da hablando con la gente de Ciudad Real es que siempre echamos por tierra nuestra ciudad, “es que no tenemos nada”, “se lo han cargado”¿y? tenemos historia, podemos recuperar esa historia, tenemos una ciudad acogedora, somos gentes muy hospitalarias que siempre hace que el visitante vuelva, ¿por qué no vendemos eso?¿por qué no dejamos de despotricar contra lo nuestro y miramos lo positivo? Lo bueno de las cosas se multiplica. Quizá esa rabia por no tener el orgullo del que sí presumen otras tierras me molestaba, y pensaba que tampoco era para tanto, que también lo tenemos en Ciudad Real, y más barato y más rico. Siempre nos ha gustado llevar la ciudad a nuestros viajes, e igual que ha ido el pisto manchego, las berenjenas de Almagro, el queso manchego y el vino, ha ido nuestro pañuelo de yerbas, sonó el himno de la Pandorga en la llanura helada del Ártico, o subió el pañuelo de yerbas al espacio con López Alegría. Son cosas chulas que muy poca gente o nadie había hecho antes. Con ese tipo de actos se pretende que te conozcan a ti y a tu tierra fuera.


P.- ¿Qué impresiones has recibido por parte de la gente de tus viajes?
R.-
Cuando llegué a Nueva York, antes del premio di una charla sobre la expedición a la Antártida, regalé a todo el mundo un pañuelo de yerbas, encima pagaban 15 dólares y estaba petado. La gente es agradecida una vez que le explicas de dónde eres y por qué haces lo que haces. Creo que la cultura es eso, conocer al que tienes al lado. Por tanto, creo que debemos vender nuestra tierra no solo a nivel económico sino cultural y científico, tenemos gente magnífica en esta tierra.


P.- Has viajado por México, Colombia, los polos, ¿qué otros lugares has visitado?
R.-
He estado también en Egipto, Noruega, donde hice una expedición para chavales hace un par de años; en verano queremos ir a Uganda para conocer las fuentes del Nilo, las cataratas Murchison…


Mi espíritu explorador lo he metido en el colegio, a través del programa ‘Pequeños exploradores’ y he conseguido dos proyectos Erasmus, gracias a los cuales hemos viajado al Círculo Polar Ártico donde hemos visto las auroras boreales. En enero nos vamos a Venecia y a Verona, imagínate chavales de 5º y 6º de Primaria con 10 y 11 años que viajen a esos sitios, en avión, les puede cambiar la vida. Me ilusiona este proyecto porque los chavales entienden por qué necesitamos dominar otra lengua, el Google Translator está bien para salir del paso pero no si entablas una conversación.


P.- Así se generan futuros exploradores, ¿no?
R.-
La escuela es como el semillero, uno va plantando, sin pretensión de que todos sean matemáticos, profesores de Educación Física o geógrafos. Quizá la escuela, que la hemos maltratado durante mucho tiempo con cantidad de leyes educativas que cambiaban porque cambiaba el color político del Gobierno, no ha conseguido mejorar la educación, han conseguido transformarla, actualizarla en algunos sentidos pero no mantenerla con calidad y creo que ese es el problema que tenemos en España, no se ha llegado a un gran pacto de Estado para que la Educación sea válida durante 10 ó 20 años. Todo es susceptible de mejora, por supuesto, pero sería deseable que la Educación, el profesorado y el alumnado tuviesen estabilidad.


P.- A la hora de explorar, ¿uno no va como cuando se va de turismo?
R.-
No, está complicado. Uno no dice: Me voy al polo norte, y solucionado. No. Ahora hay una serie de agencias de viaje que te ofrecen viajes de aventura, el Everest es un claro ejemplo, tienes dinero, te suben hasta arriba literalmente, te haces el cromo y bajas, pero es un poco artificial, has subido porque tienes dinero, no porque tengas cualidades de montañero o te has planteado un reto geográfico. Se ha perdido el romanticismo de la exploración, ahora todo tiene que ser inmediato. Pero todo tiene un proceso, la expedición a la Antártida estuvimos dos años preparándola, las cosas no salen de la noche a la mañana. Y eso es lo que quiero mostrarles a los chicos, que el trabajo y el esfuerzo se premian, los que van a Erasmus es porque tienen buena nota en inglés y en el resto de asignaturas, y buen comportamiento; de esa manera entienden que a estas actividades, que son una pasada, van los que se lo merecen.


P.- ¿Cualquier persona puede explorar?
R.-
Creo que el instinto por conocer lo desconocido lo tenemos todos, gracias a eso estamos donde estamos y hemos avanzado, para bien o para mal. Solo falta mirar hacia arriba, el espacio. Aún estamos en mantillas de lo que puede haber ahí arriba, llegamos a la Luna, la Voyager I y II están saliendo del sistema solar, naves en Marte ¿y? eso no es nada. O las profundidades del océano, están vírgenes. La exploración acaba siendo información, y si lo conoces, acabas protegiéndolo.


P.- La Sociedad Astronómica y Geográfica de Ciudad Real cumple 20 años, ¿qué váis a hacer?
R.-
Es complicado, ahora estamos muy ocupados todos. Yo tengo familia, tres hijos, trabajo, viajes… y es difícil, hacemos lo que podemos, pero no ofrecemos la posibilidad que tiene la asociación o que teníamos cuando éramos más jóvenes. En octubre trajimos a varios exploradores en el homenaje a Miguel Gutiérrez Garicano, acompañado de Sebastián Alvaro, de Al filo de lo imposible; Javier Cacho… A raíz de ello, habíamos pensado hacer un simposium con científicos, exploradores, aventureros y con personas que han sido miembro de honor de la SAGCR y profesionales que están despuntando en estos momentos. Sería todo un lujo.


P.- ¿Qué hay de posible en la noticia de que el Ayuntamiento estudiará ser sede del Explorers Club como le trasladaste a la alcaldesa?
R.-
Soy un liante, ya me estás viendo (sonríe). El Explorers Club de Nueva York se ha convertido en el centro neurálgico de todos los exploradores del mundo, con ‘chapters’ diseminados por todo el planeta. Para entrar tienes que demostrar que has hecho expediciones, aventuras…; no entra cualquiera. Planteé en Nueva York la posibilidad de hacer una sede en Ciudad Real y me dijeron que adelante, se lo transmití a la alcaldesa y a los grupos municipales y les pareció perfecto. A ver si podemos formalizarlo el año que viene; sería, hablando coloquialmente, un pelotazo a nivel cultural y científico porque podríamos traer a gente como Jane Goodall, además de exploradores del mundo del buceo, de la arqueología…, y se puede convertir en referencia española y europea.

Texto: Oliva Carretero Ruiz Fotos: Ayer&hoy