Tan clásicas como modernas, con estudiados perfiles y sus superficies milimétricas detalladas, la función de las molduras ha sido decorar. Y aunque es verdad que tendemos a pasarlas por alto su presencia no solamente contribuye a crear espacios más acogedores y cuidados, sino que pueden llegar a convertirse en el elemento central de la decoración. Es tanta su versatilidad, que podemos encontrarlas tanto embelleciendo paredes y techos con los más diversos motivos, como en forma de rodapiés, zócalos, cenefas o enmarcados techos, puertas, ventanas y armarios. Los tiempos también han pasado por ellas y si habitualmente se fabricaban en escayola y madera, hoy podemos encontrarlas en distintos materiales aglomerados, en PVC, o poliestirenos y poliuretanos de la más alta calidad.
Uno de los problemas más importantes en decoración es encontrar la manera de generar distintos ambientes en una misma habitación. Estos deben de ser capaces tanto de amoldarse a los diversos usos como de integrarse para dar forma a una única atmósfera, y una manera tan sutil de conseguirlo es recurriendo al uso de las molduras. Situándolas en el techo podrán ayudarte a separar la zona de comedor de la zona de estar, mientras que en una pared contribuirán a impulsar esa sensación frontal de división. Si además nos atrevemos a jugar con diferentes tonalidades de colores, esa compartimentación la sentirás más acentuada.
Podríamos pensar que su uso es especialmente apto para cuando disponemos de grandes alturas o de enormes habitaciones, y no nos faltaría razón, pero es en los espacios pequeños donde puede resultarnos de gran utilidad. Es aquí donde la superficie es más pequeña y hay que sacarle más provecho. Con una buena selección de molduras podremos crear esa lista de diferentes ambientes, aplicándolas en una sola pared les daremos mayor protagonismo o crearemos un falso efecto empanelado.
Sirven como apoyo a la iluminación, en lo alto de muchas habitaciones, donde las lámparas de líneas clásicas han ido dando paso a diseños cada vez más vanguardistas. O puede que hayan desaparecido para destacar el carácter puramente ornamental de moldura. Siempre se ha recurrido como nexo y elemento de unión entre el techo y la luminaria, una función que se ha conseguido llevar hasta el extremo con la aparición de la iluminación LED. Ahora las molduras no solo sirven como soporte a los más diversos apliques de luz, si no que permiten integrarlos para crear diferentes diseños de iluminación, tanto con luz indirecta como directa, para paredes, techos y medias alturas.
Enriquecen el espacio.- Fue en el Barroco cuando más se desarrolló el dramático juego que se da entre luces y sombras. Un abigarramiento de formas y motivos que otorgaba un efecto de movimiento en fachadas, interiores e incluso a piezas de decoración y mobiliario. Claro está que las tendencias de hoy no son las mismas que el Siglo XVII, pero con las molduras de ahora puedes jugar a generar esas mismas sensaciones de movimiento y dramatismo, y todo con lenguaje totalmente actual.
Para ello solamente necesitas unas pocas molduras con las que podrás diseñar paredes con sorprendentes motivos geométricos o trazar diferentes cenefas perimetrales. Cualquiera de las opciones contribuirá a enriquecer el espacio, otorgándole una mayor profundidad a través de tenues sombras.
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