El grito es una obra del pintor noruego Edvard Munch, cuyo título original es Skrik. Debido a su fuerza expresiva, esta pintura es considerada un antecedente del movimiento expresionista. Es el cuadro más famoso del pintor quien realizó diferentes versiones del mismo a lo largo de los años.
En el cuadro prevalecen los colores cálidos de fondo. En el cielo, fluido y arremolinado, predominan los naranjas. El sendero y el paisaje parecen iluminados por una luz semioscura. Las formas se retuercen y los colores están dispuestos de una manera arbitraria. Antes que trasponer la realidad, los colores buscan expresar un sentimiento de angustia y desesperación, más vivamente reflejada en la figura de primer plano, en la intensidad de su gesto de tribulación y espanto. El tema del ritmo y la vibración es muy importante en este lienzo. Algunos sostienen que el mayor logro atribuido de la obra es la manera en que Munch captó la dimensión del sonido mediante el ritmo visual. De hecho, uno de los más viejos debates en torno a este cuadro es si la figura grita u oye un grito. Para algunos especialistas, el personaje del primer plano estaría reaccionando ante un grito y no emitiendo uno. Sería, por lo tanto, expresión de la perturbación que este alarido genera en el sujeto.