De un lado para otro, de una ciudad a otra, así nos atiende Santiago Cañizares (Madrid, 1969), en su vehículo, camino a Valencia desde Madrid, una de sus rutas habituales en su etapa como comentarista en algunos medios de comunicación durante los últimos 12 años de su vida, tras una carrera exitosa en el fútbol profesional español donde lo ha ganado casi todo siendo uno de los referentes bajo la portería de varios clubes y de la Selección española.

“Me sorprende que no se introduzca más la psicología en el mundo del fútbol”

Pregunta.- Si de algo has presumido y presumes en tu vida son tus raíces y tu pueblo, Puertollano; casi va unido Santi Cañizares con él, y es que aparte de tu familia, ¿qué te ha unido siempre a Puertollano?

Respuesta.- Creo que todo el mundo presume de sus raíces, es el lugar donde uno ha crecido y donde tiene los recuerdos de su infancia que considero son lo más importantes de una persona. Nací en Madrid por problemas en el parto, por una necesidad médica, pero yo soy de Puertollano, mi familia es de Puertollano, ahí es donde he cursado mis primeros estudios, donde di mis primeros pasos como futbolista, todavía mis padres, que por suerte viven, residen allí y lógicamente es mi pueblo.

P.- El pueblo de las dos mentiras, según algunos dicen…

R.- Eso es lo que dicen, pero tengo una hermana doctora en Geografía que lo pone en duda, hizo una tesis donde señalaba que Puertollano era el pueblo de las dos verdades. No sé razonártelo, quizás tendrás que hablar con ella.

P.- ¿Quién te metió el fútbol en las venas desde bien chico, cuando a tu padre le va más lo del judo?

R.- Mi padre ha sido profesor de judo, entrenador nacional, árbitro nacional, examinador de cinturones negros, es una institución en el judo de Castilla-La Mancha. En Puertollano tiene un gimnasio donde se hace judo y yo he hecho judo, lo que me ha venido muy bien en mi carrera deportiva, tanto  a nivel físico como de valores personales.

Como a la mayoría de los niños, ahora también las niñas, el fútbol se nos mete muy dentro, y nuestra pasión y nuestro deseo es ser futbolista profesional. Por suerte estudié en el colegio salesiano de Puertollano, que no escatimaba esfuerzos para que su alumnado hiciera deporte y jugara al fútbol diariamente. Los niños jugamos a todos los deportes en todas las posiciones y donde mejor se nos da recibimos los elogios más grandes y ahí es donde focalizamos nuestro esfuerzo, porque cuando somos niños nos gusta que nos digan que lo hacemos bien. Probé a jugar al tenis, a montar en bicicleta, al baloncesto, jugué de delantero pero donde llamaba la atención era de portero, destacaba por encima de los demás y ahí es donde finalmente centré mis esfuerzos.

P.- ¿Quién fue la primera persona o entrenador que te dijo tú a la portería?

R.- Mejor yo diría quién fue el primer entrenador que, cuando tenía 15 años, me dijo: “Tú puedes ser futbolista profesional”, recomendándome que cambiara mis estudios por la noche, para por la mañana poder entrenar en el equipo profesional del Calvo Sotelo y tratar de dedicarme profesionalmente al fútbol. Ese entrenador era Eduardo Caturla que en 1985-86 entrenaba el Calvo Sotelo, equipo entonces de 2ª B.

P.- Una carrera tan exitosa como la tuya debe contar con varios pilares para sostenerse, ¿cuáles han sido? ¿qué te han inculcado tus padres para dar lo mejor?

R.- En mi carrera ha habido momentos de todo tipo, momentos malos muy difíciles de superar y también éxitos que ha habido que afrontar (hay gente que no se recupera de un éxito). Los valores que aprendí en el judo, gracias a mi padre como profesor y educador, me han venido muy bien, porque el deporte es una disciplina que conserva valores de trabajo, desempeño y competición que veo fundamentales.

Cuando eres futbolista de elite hay mucha gente que te rodea, pero el jugador está en la obligación de saber distinguir quienes son los amigos de verdad, en qué hombro puedes apoyarte cuando lo necesitas. Siempre digo que el futbolista es muy autodidacta, la gente que lo rodea no siempre le va a aconsejar bien y a la hora de la verdad él mismo debe tomar sus decisiones y descubrir el camino correcto. También tiene que afrontar lo que venga cuando no hace las cosas bien, cambiar la forma de entrenar o mentalizarse. Todos los momentos excelentes profesionales tienen que ver con un buen estado de ánimo personal y los malos con un mal estado de ánimo, por lo que me sorprende que no se introduzca más la psicología en el mundo del fútbol.

P.- Tu palmarés en la Selección Española donde fuiste 46 veces internacional, oro en Barcelona 92 y en los clubes del Celta, el Real Madrid y sobre todo el Valencia es impresionante, ¿con qué etapa te quedas?

R.- Todas las etapas son formativas hasta que llegas a una edad donde desarrollas todo lo aprendido. En cada club, en cada lugar que he estado he aprendido algo y eso lo valoro mucho, porque desarrollé alguna parte de lo que ha sido mi trayectoria futbolística. Mi paso por el Valencia fueron unos años de buena gestión en los despachos y de buenos profesionales en el campo; también han sido fundamentales mi tiempo en Segunda División o cuando estuve en el Real Madrid, donde obviamente tenía que trabajar mucho más, o la cesión al Mérida, que me relanzó y me permitió ir a la Olimpiada, o la gran oportunidad que me dio el Celta… También, cuando estuve en la cantera del Real Madrid fue el primer equipo donde aprendí a competir…

P.- Supongo que esa pasión por el fútbol se la has transmitido a tus hijos, ¿alguno ya está haciendo sus pinitos?

R.- Sí, ellos han vivido mi pasión y tengo un hijo de 18 años, Lucas, que está en el Real Madrid tratando de hacer la misma carrera que yo. Como profesional que he sido, si él se equivoca, trato de advertirle de que ese no es el camino aunque en el club merengue tienen herramientas suficientes como para enseñarle cualquier aspecto mucho mejor que yo. Pero como padre, trato de guiarle a interpretar lo que le pasa en el día a día; le puede ayudar a no perder el tiempo.

P.- ¿Cómo ves este fútbol de covid-19?

R.- Cuando no había fútbol por la pandemia, estábamos todos un poco como perdidos, ahora que hay fútbol sin público en los estadios además de otras medidas por la crisis sanitaria, pero sigue la polémica por los árbitros, por las jugadas…, lo prefiero, prefiero que haya polémica y que se discuta mucho, sanamente hablando por supuesto.

P.- ¿Por qué después del fútbol empezaste con los rallies?

R.- Es un hobby que tengo desde hace mucho tiempo. He seguido a Carlos Sainz durante diez años y me picó el gusanillo y probé, hasta el punto de que he llegado a ser campeón de la Comunidad Valenciana.

P.- ¿Qué tal el paso del césped a la cabina de comentaristas o a un estudio de radio? La óptica no es la misma pero te ha permitido seguir viviendo tu pasión ¿no? ¿Qué te gusta del mundo de la comunicación?

R.- Llevo doce años en el mundo de los medios de la comunicación donde, afortunadamente, he podido decir lo que pienso sin ataduras ni condición de ningún tipo. Confieso que en ocasiones puedo estar más o menos acertado en mis análisis, pero siempre hablo desde la experiencia, conociendo y analizando los partidos y todo lo que ha sucedido. Es cierto que los aficionados o quienes me escuchan en la Cope o me ven en Movistar+ quieren oír cosas bonitas de su equipo pero es algo que no siempre sucede.

P.- ¿También te has iniciado en la aventura de escribir, estás preparando algún nuevo libro?

R.- Sí, hace 8 años escribí la obra, ‘Papá, quiero ser futbolista’. En este libro traté de contar lo que sucede cuando un niño quiere ser futbolista, ¡qué niño no ha querido alguna vez imitar a algún gran jugador!, a la vez que cuento la óptica de los padres, el comportamiento que deben tener en un campo, por sus hijos y por la buena práctica del deporte.

P.- Esa inquietud, ambición e impaciencia -en el buen sentido- por subir un peldaño y hacer nuevos retos parece que es la marca de origen de otr@s deportistas de Puertollano como María Luisa Cabañero en natación, Paqui Moreno en judo y jiujitsu…, también muy buenas en lo suyo, ¿qué os daban de comer?

R.- Siempre ha sido fácil practicar deporte en Puertollano, se ha podido hacer judo, se ha podido jugar al fútbol… Afortunadamente no es una gran ciudad a la altura de otras grandes ciudades, y me explico, la orografía y el hecho de que el deporte compite con pocas cosas en Puertollano han hecho que nos hayamos podido encauzar más hacia la práctica deportiva de distintas disciplinas; además, somos gente con mucho amor propio que nos lleva a hacer las cosas bien. Luego, cada uno llega donde llega, pero sí es cierto que tenemos mucho amor propio y lo peleamos hasta el final.

Texto: Oliva Carretero. Foto: Ayer&hoy