Más de 60 años siendo punteros en el sector de los materiales de la construcción

Teniendo siempre como referente a su fundador, Ramón Sánchez-Quintanar García, la empresa de materiales de construcción BigMat Sánchez Quintanar, de Campo de Criptana, ha cumplido 63 años con la satisfacción de haber construido de la nada un negocio que hoy en día es una de las empresas punteras del sector.

La historia de BigMat Sánchez Quintanar es la historia de una familia de valientes que, a costa de mucho arrojo y de no tener miedo ante nada, montaron su primer almacén de madera y materiales de construcción en el bajo de su propia casa, en la calle Santa Ana, 31, en el año 1956. El fundador, padre de los actuales propietarios, era guarnicionero y se dedicaba a la reparación de arreos para mulas y caballerías, pero la mecanización agrícola derivó en la poca o nula actividad de este oficio. Gradualmente, Ramón iba dejando lo uno e intensificando el negocio de los materiales con el apoyo incondicional de su mujer, Luisa Sánchez-Alarcos, “yo estaba recién nacido en esos años pero recuerdo después que los dos trabajaban sin descanso, uno igual que el otro”, comenta uno de sus hijos, Ramón Sánchez-Quintanar Sánchez-Alarcos.

La actividad inicial era la venta de maderas, rollizos, ‘tirantes’… para la construcción de cubiertas y tejados. Un hermano de Ramón, Antonio, también les ayudaba en este primer negocio. Poco a poco fueron añadiendo más productos de madera pero también ladrillos, tejas y bloques. El fundador de la empresa recorría los pueblos de la comarca, Alcázar de San Juan, Miguel Esteban, Pedro Muñoz, Tomelloso… ofreciendo sus maderas a las carpinterías de la zona. La descarga de los camiones se hacía por la noche, cuando se terminaba la jornada laboral, Ramón pagaba a unos chavales para que le ayudaran. Luego, los albañiles se acercaban al almacén para recoger el material que necesitaban en sus respectivas obras. “Funcionábamos más o menos igual que ahora, lo único que antes había menos variedad de productos, lo que más se vendían eran vigas, bovedillas, cemento, arena, ladrillo y madera con un stock para poder atender todos los pedidos”, explica Ramón.

Izq.: el matrimonio de Ramón y Luisa junto a sus hijos Ramón y Santiago. Dcha.: instalaciones en sus inicios.

El negocio iba creciendo y el establecimiento bajo su casa se quedaba pequeño. Alquilaron entonces un local en la calle Isaac Peral, en la carretera de Pedro Muñoz. En el establecimiento de casa montaron una tienda de muebles que regentaron Luisa y las hijas Sánchez-Quintanar durante ocho años, y a cargo del nuevo almacén estaban Ramón y su hermano Antonio. De ahí se trasladaron a la calle Antonio Huertas, donde se incorporó el hijo de Ramón, comenzando así una segunda generación en la empresa criptanense. En ese momento, Ramón hijo tenía unos 14 años, acababa de terminar el bachillerato. También empieza a trabajar su hermano Santiago (en la actualidad, Ramón y Santiago están al frente del negocio; sus otros tres hermanos se dedican a otras actividades aunque tienen parte).

En la ubicación de la calle Antonio Huertas estuvieron durante un lustro hasta mudarse en 1976, ya definitivamente, a la calle Concepción, número 100, donde están actualmente. El almacén ha sufrido varias ampliaciones desde ese año, hasta tener hoy en día unas instalaciones de 12.000 metros cuadrados, 6.000 cubiertos. La reforma más reciente se ha producido en el mes de agosto, renovando totalmente la exposición de pinturas, ferretería, calefacción y fontanería.

Llega el gigante BigMat
El coraje y el trabajo de la estirpe Sánchez-Quintanar tuvo su recompensa con la llegada del grupo internacional de compra BigMat. En 1997 Sánchez Quintanar fue una de las siete empresas elegidas de todo el país en los inicios de BigMat España. Ahora constituyen el grupo más de 200 almacenes y cuentan con una plataforma de productos de 100.000 metros cuadrados.

No funcionan como una franquicia, sino que los almacenes son socios y dueños de la marca, existe un consejo de dirección formado por los almacenistas donde todos son jefes, “la filosofía es estar unidos para comprar mejor, poder abaratar el producto que compras y los servicios que prestas, la publicidad, la telefonía, los servicios bancarios…todo”, comenta Ramón. La llegada de BigMat introdujo también en Sánchez Quintanar la ampliación de la gama de artículos, ya no solo materiales de construcción, sino también fontanería, calefacción, exterior, jardines, baños, cocinas, aislamientos, cerá

Izq.: foto aérea de las instalaciones en sus inicios. Dcha.: instalaciones sobre finales de los 70 o principios de los 80 como grupo BigMat.

micas, material eléctrico, cerramientos… así hasta tener actualmente más de 3.000 referencias de las 60 que pudiera tener Sánchez Quintanar en los comienzos de la empresa.
El pinchazo de la burbuja inmobiliaria afectó a BigMat Sánchez Quintanar, pero la amortización completa de sus instalaciones y la inversión que se había hecho paulatinamente hicieron que se mantuvieran en pie, no sin tener que sacrificar algunos puestos de trabajo por el temor de un futuro incierto. Tras ese periodo de crisis, fueron ganando en número de artículos, metros y superficie de exposición.

En la actualidad la plantilla la conforman 14 personas, entre ellos la tercera generación de BigMat Sánchez Quintanar: los primos José Luis Sánchez-Quintanar y Luisa María Rubio Sánchez-Quintanar. Siguen trabajando como siempre, para la comarca de la Mancha, a 50 kilómetros a la redonda de Campo de Criptana, aunque también sirven a algunas obras de Madrid.

Para Ramón, la mayor satisfacción es haber trabajado con los padres y poder continuar ahora con los hijos, “con mis padres la idea era crecer y crecer, BigMat fue un proyecto muy importante y ahora el objetivo es consolidar la marca y la empresa familiar”. Por último, recuerda con especial cariño a su padre que hasta los 90 años que murió, bajaba cada día a la empresa para ver cómo iba todo, y su madre que cada vez que le visita alguno de sus hijos pregunta: ¿se vende el material? ¿cómo se paga?… “por mis padres luchamos, pues ellos lo hicieron antes que nosotros, no tenían miedo, eran unos valientes, llegaban los primeros y se iban los últimos del trabajo, han estado siempre al pie del cañón”, señala emocionado.

Texto: Oliva Carretero Ruiz
Fotos: BigMat S. Quintanar/Ayer&hoy